Raimundo Fitero
Minuto de gloria
El ciudadano Felipe de Borbón y Grecia, si no lo hubiera parido una señora con corona otorgada por dictador español, cuántos minutos de gloria tendría por su trabajo, capacidad intelectual o destreza deportiva? Los Borbones están en decadencia desde hace unos cuantos siglos, y solamente en el reino de España se les permite dictar relaciones con la prensa y con la ciudadanía, pero en las últimas semanas, nerviosos como están, se muestran todo lo autoritarios que son, lo que es un buen síntoma, ya que las masas idiotizadas por la propaganda televisiva, están empezando a descubrir que son unos parásitos, indolentes, maleducados, vividores que deberían ser los que encabezaran la lista del paro.
¿Encontraría el tal Felipe trabajo de príncipe en algún otro lugar? La periodista seguro que con Aznar, y sus negocios varios, tenía el futuro resuelto, eso sí, sin coche oficial, ni escolta sobreactuada ni apartamento de mil metros cuadrados y todos los gastos y lujos pagados por los contribuyentes. La ciudadana navarra que le increpó de manera educada no buscaba un minuto de gloria, sino ejercer su derecho a la libre expresión, y manifestar su repudio como uno de los graves problemas de la ciudadanía indignada, su morro, prepotencia y soberbia regia y antidemocrática, además de manifestar su opinión sin cortapisas que es algo de difícil encaje con la Casa Real, tan bunkerizada social, económica, políticamente y ahora con un sistema de contra información mediática paranoica que intenta ser una guardia pretoriana borbónica.
El propio Borbón mayor ha tenido un incidente bastante desagradable con la prensa que le hace la ola (sin y con hache), porque lo que se pretende es que solamente se le rinda pleitesía y vasallaje, sin críticas, ni opinión, aunque tiene razón, ellos están fuera de la Constitución, o por encima, lo que es un buen tema para pensar que a lo mejor los próximos minutos de gloria televisiva del príncipe y la periodista sean cuando se exilien, cuando abandonen las propiedades del Estado español que okupan, y se convierten en unos concursantes de un programa televisivo de supervivientes, pero en Mónaco. O en crónica judicial.