Rafa Nadal se llevó el clásico ante Roger Federer por 7-5, 7-6 (3), 5-7, y 6-1 y con eso todo fueron ganancias, salvo el apoyo del público que volvió a decantarse por el suizo. El balear levantó por sexta vez la Copa de los Mosqueteros, el trofeo que premia al vencedor masculino de Roland Garros, igualó así los seis títulos de Bjorn Borg, aseguró su puesto de número uno del mundo y se embolsó un premio en metálico de 1.200.000 euros.

Nadal se hizo con su décimo torneo del Grand Slam en tres horas y 40 minutos y sumó el título número 46 de su intensa carrera deportiva. Lo hizo ante Federer, considerado el mejor de la historia, con dos magníficas semanas de juego en París pero de nuevo incapaz de rematar ante Nadal en tierra batida.

Al imponerse en la final, mantendrá su liderato en la clasificación ATP, y lo tiene asegurado hasta el final del tercer Grand Slam de la temporada, Wimbledon, la cita con la hierba que comienza dentro de dos semanas.

«Será imposible de olvidar para mí porque lo que me ha pasado en este torneo no me lo hubiera podido imaginar ni en mis mejores sueños», dijo encantado del resultado final.

Arranque tardío

No le fue fácil la victoria al balear, que llegó a ir perdiendo por 5-2 en el primer set, e incluso tuvo que salvar un punto de set, con su servicio, en el juego siguiente. Antes había pedido la presencia del fisioterapeuta en pista para aflojarle el vendaje de su tobillo izquierdo.

Hasta el minuto 50 no terminó de meterse en ambiente. Después lo hizo y a fondo. Ganó siete juegos consecutivos -7-5 y 2-0-, pero el partido fue interrumpido por la lluvia, después de una hora y 55 minutos, cuando dominaba por 7-5, 5-4 (40-40), justo después de que tuviera un punto de set.

A la vuelta, tras 13 minutos y sin calentamiento, Nadal tuvo otra oportunidad que Federer anuló, pero el español se lo apuntó luego en el desempate. Una rotura, y en blanco además, en el sexto juego del tercer parcial pareció definir la contienda (4-2), pero Federer respondió con la misma moneda al siguiente y rompió en el undécimo de nuevo para colocarse por primera vez por delante en este set, y rematar con su servicio luego para ganar el tercer acto.

La dejada era la mejor arma para Federer que se fue hundiendo físicamente en el cuarto set, para ceder su saque en el cuarto (3-1) y sexto (5-1), con un Nadal lanzado al ataque, y que apuntilló su gran triunfo a la primera oportunidad.

Nadal le tiene comida la moral a Federer, ante quien lleva 17 victorias por ocho derrotas y un parcial de 14-2 sobre tierra. Le ha ganado en seis finales del Grand Slam: cuatro en París, una en Australia y otra en Wimbledon.