Nicolás Xamardo González | Profesor de la UPV/EHU
Juan Manuel Gandarias, un referente ético para la UPV/EHU
Quiero expresar con estas palabras el sentir de quien ha tenido la suerte de haber conocido al profesor Gandarias y ser honrado con su magisterio y amistad.
La grandeza del maestro que acaba de dejarnos es tanto más relevante en cuanto que la grandeza es un bien escaso en esta época incierta que nos ha tocado vivir.
Deseo honrar al amigo, como se ha venido haciendo desde siempre, en contra de unos tiempos en los que se trata de olvidar a los muertos lo más rápidamente posible. Y es que tratar de hacer justicia para con la persona de Juan Manuel Gandarias es una elemental muestra de agradecimiento por parte de aquellos que hemos sido testigos directos y beneficiarios de su sentido de la justicia y de la solidaridad.
De la singular personalidad del maestro, destacaría su sencillez, su sabiduría, su intuición, su pasión por el trabajo y, sobre todo, su sentido ético de la justicia. Es esa dimensión ética, referente para muchos de los que lo conocimos y tratamos, la faceta que quisiera resaltar y dar a conocer de modo especial a la comunidad universitaria donde ejerció el magisterio durante toda su larga y fecunda vida.
Como todo comportamiento ético se soporta en una actuación guiada por un ideal de justicia, paso a referir unos hechos que ilustran esa faceta de Juan Manuel. Allá por el año 1980, el profesor Gandarias acababa de ser nombrado director del Colegio Universitario de Álava, en proceso de transformación en la actual Facultad de Filología Geografía e Historia. A seis profesores del Colegio Universitario, de modo arbitrario, se nos impidió el paso a la recién conformada Facultad. El profesor Gandarias, tras reunirse con nosotros y analizar la situación, se opuso abiertamente a nuestra exclusión, lo que le supuso enemistarse con el profesor Koldo Mitxelena y con el decano comisario Fernández de Pinedo, responsables directos de la referida discriminación ideológica.
Además de mostrarnos en todo momento tu apoyo y solidaridad incondicionales durante el largo y conflictivo proceso de nuestra expulsión, más tarde, solicitaste al diputado general de Araba, Emilio Guevara, y al alcalde de Gasteiz, José Angel Cuerda (miembros del patronato del Colegio Universitario), que interviniesen ante el rector de la UPV/EHU, Gregorio Monreal, al objeto de que nos levantase la sanción de la Junta de Gobierno de la UPV/EHU por la que se nos impedía a perpetuidad ser profesores de dicha institución.
Y algunos no te perdonaron tu comportamiento, haciéndote pagar caro el posicionamiento a favor de los despedidos... Durante el mandato de Fernando Buesa al frente de la Diputación de Araba, fuiste cesado en tu cargo de director del Colegio Universitario.
Este comportamiento ético que te caracterizaba se manifestó también durante el largo conflicto de los profesores despedidos a favor del profesorado propio en la UPV/EHU, a través de incontables muestras de simpatía, compresión y amistad.
Y es que conocías, por haberlas sufrido, las miserias e injusticias que, con más frecuencia de la debida, cometen los universitarios: recién llegado como profesor a la Universidad, te hicieron renunciar a la plaza que habías ganado para favorecer al amigo del catedrático de turno; ya que, en caso contrario, hubiesen cortado tu carrera universitaria; y luego cuando, de modo brillante, conseguiste la cátedra tras superar una prueba que, muchos años más tarde y por casualidad, te enteraste de que estaba alterada para favorecer al protegido del presidente del tribunal.
En fin, amigo Juan Manuel, la verdad es que siempre hiciste lo que creías porque siempre creíste en lo que hacías. Mila esker.