La realidad se les escapa entre los dedos como el agua y ya empiezan a mostrar síntomas inquietantes de desorientación.

Ayer el editorialista de «El Mundo» fabulaba sobre «amenazas y presiones» a concejales que no son de Bildu y alguna anécdota le daba pie para sentenciar que «a estas alturas ha quedado claro también que Eusko Alkartasuna y Alternatiba, junto a los batasunos, son lo que decían los informes policiales; ni contrapeso ni garantía de nada: mera comparsa». Se repite como un loro que chochea.

Y es que quienes han ensalzado el veto electoral a miles de ciudadanos vascos durante casi una década sostienen ahora que «asistimos a un intento de alterar los resultados de las elecciones evitando las legítimas alianzas que pudieran establecer los partidos». Y de ahí que lance el enésimo anzuelo al PNV para que acceda a «pactar con populares y socialistas para evitar, en la medida de lo posible, que Bildu se enseñoree en las instituciones». Lo que temen es que esas mismas instituciones reflejen la realidad política del país.

Al editorialista le encanta el Gran Hermano de Orwell y se enreda en un discurso que pretende ser ambrosía democrática y termina como un potaje maloliente: «Para que la actitud vigilante ante Bildu sea valorada por los ciudadanos como garantía de sus libertades no hay que dar ninguna excusa a los proetarras para deslegitimar el Estado de Derecho. Por eso es especialmente lamentable que el Supremo haya tenido que absolver a cuatro acusados de colaborar con ETA a los que la Audiencia Nacional había condenado a penas de prisión». La cosa parece que se les complica.

Y el escriba de Pedro J. aclara el asunto a renglón seguido: «En una sentencia hecha pública ayer, el Alto Tribunal critica que la Audiencia Nacional hiciera caso omiso a las denuncias de torturas planteadas por los detenidos, pese a presentar señales de golpes. Y no es la primera vez que ocurre. Este mismo año el Tribunal Europeo de Derechos Humanos ha condenado a España por no investigar la denuncia de torturas a un acusado de kale borroka». Ya ven que lo que les preoucupa es que se sepa, no que se torture. Son así.