Alemania asume sus errores, mientras mantiene las restricciones de consumo
La falta de comunicación entre los diferentes estamentos implicados fue, en primer momento, la nota predominante en el estallido de la crisis de la bacteria «E.coli», según Berlín. Dicen que la infección está remitiendo, aunque no levantan la alarma en el consumo de ciertas hortalizas.
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Se han necesitado tres semanas para que lo asumieran, y al final lo hicieron ayer, en medio de un gran revuelo. El ministro alemán de Salud, Daniel Bahr, asumió su responsabilidad en la falta de comunicación entre los estamentos implicados en el brote infeccioso «E.coli», que se cobró su primera víctima el 21 de mayo. Bahr explicó, respaldado por la ministra de Consumo, Ilse Aigner, que la coordinación entre el Gobierno federal, los 16 Landers -estados federados- y los laboratorios «no fue quizá la más acertada», pero instantes después defendió «la intachable gestión» que ha llevado a cabo su ministerio una vez conocido el alcance de la epidema.
El ministro de Salud alemán salió al paso después de que anteayer Bruselas le instara a no lanzar nuevas alertas injustificadas de ese tipo con el fin de evitar la situación vivida con la propagación del brote. Con el objetivo de analizar la situación, precisamente, Bahr se reunió ayer en un conocido hotel de Berlín tanto con representantes del Parlamento alemán como con el comisario europeo de Salud y Consumo, John Dalli. El ministro de salud, que asumió su cargo apenas unos días antes de estallar la crisis de las hortalizas, aseguró ayer que cuentan con datos fiables que auguran una regresión de la epidemia. «Todos los datos nos llevan a pensar en ello», reiteró, pese a que en los dos últimos días han muerto otras tres personas, situándose el número de fallecidos en 25. Sin embargo, Bahr aclaró que aún no van a levantar la alerta de consumo de ciertas hortalizas -tomates, lechugas, pepinos y brotes de semillas germinadas-, dado que todavía no saben a ciencia cierta cual es el origen de la bacteria mortal.
El eurocomisario de Sanidad, por su parte, instó a Alemania a mejorar sus canales de información.
Origen de la infección
Al igual que lo han mantenido desde que comenzó la crisis, Bahr se aferró ayer a la consigna de que la salud es prioritaria ante los intereses económicos. No obstante, cabe la posibilidad de que nunca se sepa el verdadero origen del brote, tal y como certifican varios científicos. Según las investigaciones, «el «E.coli» se desarrolla en ambientes ricos en nutrientes, como los intestinos de los seres humanos o vacas, pero también es sensible al exterior, por lo que un simple cambio de temperatura puede acabar con la bacteria.
Los científicos de las universidades de Greifswald y Bonn que analizan el brote, por su parte, dicen haber encontrado una explicación a la gravedad de la infección. Aseguran que los afectados forman anticuerpos que actúan destructivamente contra su propio organismo, provocando un aumento de un factor de coagulación que limita el suministro sanguíneo a importantes zonas del cuerpo.
La UE propuso ayer subir a 210 millones de euros las ayudas adicionales para los pruductores hortofrutícolas afectados por el brote, para cubrir al menos el 50% de pérdidas. El sector ve insuficiente esa cantidad.
El Ministerio de Salud del estado federado de Sajonia-Anhalt informó ayer de que agentes sanitarios han encontrado un pepino con restos de la variante mortal de la bacteria «E.coli» en la basura de un familia afectada. El portavoz, Holger Paech, no precisó, sin embargo, el país de origen de la hortaliza, y aclaró que aún se están analizando los demás restos biológicos encontrados en la basura, al igual que los alimentos expuestos a la venta en las tiendas donde habitualmente suele comprar esta familia.
Y es que Paech aseguró que nunca se llegará a saber con total seguridad como llegó la infección hasta ahí. «Ninguno de los análisis efectuados a raíz de este hallazgo ha dado positivo, por lo que no podemos excluir la idea de que la infección llegara después de que la familia enfermase». Además, la procedencia de la familia, en una regió donde sólo se tiene constancia de 32 afectados, alimenta esa última versión.
Aunque la imposibilidad de prever como evolucionará la enfermedad dificulta el diagnóstico, por el momento no temen por la vida de esta familia. Los progenitores están afectados de forma leve, mientras que la hija padece el síndrome urémico hemolítico, el síntoma más grave. GARA
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