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José María Pérez Bustero | Escritor

No mirar los resultados sino el proceso

El autor aborda tres cuestiones clave en el análisis de los excelentes resultados de Bildu y las inquietudes sobre una gestión adecuada de las instituciones a la que «accedemos con nueva fuerza». Primeramente, subraya que la gestión «es un punto y seguido» en la enorme tarea de la construcción nacional; luego, incide en la necesidad de invertir los resultados en beneficio del proceso; y finalmente, aborda la cuestión del poder, el poder constituyente y el constituido, y remarca que «para nosotros el pueblo-ciudadanía funciona como constituyente y nunca es sustituido por el constituido».

En los ambientes relacionados con la izquierda abertzale se ha evidenciado estos días una profunda alegría por los resultados obtenidos en las elecciones. Desde el primer momento, sin embargo, la satisfacción se tropezaba con la pregunta de si seríamos capaces de gestionar adecuadamente las instituciones municipales o territoriales a las que accedíamos con nueva fuerza. Pasados los primeros días, ha aparecido una inquietud de signo contrario. Observamos que los partidos políticos, una vez hecho su recuento, se brindan unos a otros el reparto del poder, para así ocupar los accesos que nos concernían. Y nos viene a la mente la posibilidad de que nuestros resultados electorales sean excavados desde la marrullería postelectoral del PP, PSOE y PNV.

En el análisis de esta doble inquietud hay tres cuestiones que son claves y que se hallan interrelacionadas. La primera es que la gestión municipal o territorial a que se refieren los resultados es solamente un punto y seguido, y un trozo de la enorme tarea de construcción nacional. Mientras Euskal Herria no pueda funcionar como sujeto jurídico pleno y como casa de todos, máxime de los confinados y exilados, nos hallamos en una situación global de interinidad. Lo contrario sucede en otros partidos. Para el PSOE, Partido Popular y buena parte del PNV controlar alcaldías o diputaciones supone la culminación de su política.

Por ello, y ésta es la segunda clave, lo decisivo no es el resultado sino el proceso. Nuestro proceso es recoger la dinámica y la sensibilidad que impregna nuestra sociedad, aunar a los sectores que se mueven a lo largo del país, acumular fuerzas de grupos políticos que asumen procesos afines, extender la perspectiva de país por toda la geografía y sectores vascos. En los demás partidos la valoración va a la inversa. El PP se felicita por sus ganancias aunque sean obtenidas manejando el dogma franquista «una, grande, libre», creando odio a la nación vasca o catalana y callando sus inmoralidades y negocios.

Al PSOE le duelen los malos resultados obtenidos. pero no el proceso que han seguido, que ha sido paralelo al del PP. Y si el PNV obtiene dosis de poder que sobrepasan sus votos, se alegrará por su capacidad de ambigüedad o de picardía política.

La tercera clave, relacionada con la anterior, nos lleva a la relación entre el poder constituyente y el constituido. Para nosotros, el pueblo-ciudadanía, funciona como poder constituyente, y nunca es substituido por el poder constituido. Es decir, los electos no se consideran poder que, una vez cerradas las urnas, se independiza de quien los ha empujado a su cargo. La trabazón perdura totalmente y crea una simbiosis de acción que tiene dos efectos básicos. Por una parte, esa interrelación se convierte en recurso y criterio para decidir objetivos y tomar decisiones desde las instituciones. Por otra, se retroalimentan los organismos, sectores y movimientos que existen a nivel ciudadano, y se estimula su dinamización.

Con esta explicación queda resuelta. asimismo toda cuestión sobre la pericia de los electos. No van a cerrarse en despachos para elaborar criterios y decisiones personales. La simbiosis con los ciudadanos, con el pueblo les hace aptos al máximo ya que supone su garantía de acierto y de honradez. Desde ella pueden hacer frente al funcionamiento ordinario de las instituciones, a las decisiones de interés singular, y a su integración en la construcción nacional. A la hora de valorar y decidir sobre los llamados proyectos estratégicos (TAV, incineradora, puerto exterior de Pasajes, expansión del asfalto...) contarán con el debate y criterios de la población. Y lo mismo se hará ante la necesidad y puesta en marcha de una nueva fiscalidad, de pujar por la adecuada proyección agrícola y forestal, al tomar medidas para posibilitar el acceso a la vivienda y gestionar la ciudad como hábitat de la ciudadanía y no como simple señuelo de la urbe top-model, al instalar la praxis de igualdad de roles entre hombres y mujeres, para enriquecer el sistema de enseñanza, expandir el uso del euskera, promover los derechos de los trabajadores, generar el fomento del empresariado comprometido en la producción y en la creación de empleo, al promover la inserción de los emigrantes, o al crear una intensa colaboración entre municipios. Y también a la hora de redefinir el rol de los cuerpos policiales y el concepto de orden público. Y de llenar las casas no de fotos sino de personas tan sufridas como amadas.

Cual es la actitud del PSOE, PP y el PNV oficial frente a este poder constituyente? Para ellos, el pueblo es un «rey de la faba», el niño que hace el papel de rey un día. Luego debe callarse, será desalojado de la plaza si protesta, será detenido si grita, si molesta, y se le negará el paso y voz en los salones donde se sientan los sujetos del poder constituido.

Precisamente por esa circunstancia, aunque vistan a sus electos de traje y solemnidad, limitan tremendamente su idoneidad y perspectivas. Resulta burlesco oírles cuestionar la preparación de los electos de Bildu, cuando ellos llenan gran parte de sus cargos con personas sin especialización. Una profesora de filología hispánica lleva la consejería de Empleo y Asuntos Sociales. Un maestro industrial es puesto al frente de la consejería de Interior. Una licenciada en derecho lleva Planificación Territorial, Agricultura y Pesca. Con una formación profesional en construcciones metálicas se convierte sucesivamente en alcalde de Rentería, director de Juventud y Deportes, presidente de Autoridad del Puerto Pasajes, y candidato a diputado general. Un licenciado en historia y geografía se convierte en viceconsejero de transportes, y candidato a la alcaldía de Donostia. Abandona con 28 años los estudios de Ingeniería Industrial y llega a lehendakari del Gobierno Vasco. O en otro caso, con estudios de filosofía y se convierte en Diputado General de Gipuzkoa.

¿Qué les acredita para dichas gestiones? En un alto porcentaje de casos, su acreditación se produce principalmente mediante su integración en el partido. Es decir, les curte y reduce su andanza por los despachos, y su aprendizaje de la astucia, del andamiaje y de la marrullería política.

Aprenden allí que no hay que ser honesto sino parecerlo. También les enseñan que se deben hacer obras que muevan mucho dinero. Donde se mueve dinero, se toca dinero. Valen más las inauguraciones de museos, puentes, estadios, puertos, paseos y autovías o variantes que las gestiones apenas visibles de otros sectores. Aprenden el valor del marketing pues la imagen crea mucha más adhesión que los datos. No hay que buscar pareceres ni voluntades entre los votantes, ni aprender de la dinámica social que existe en cada una de las áreas, ni de la ciudadanía afectada. En realidad, hay que mezclarse poco con la gente, excepto en fiestas y celebraciones para hacerse una foto y dar imagen de cercanía. Hay que saber asimismo que los diferentes tipos de pobres se hallan mal organizados y no presentan batallas políticas. Y una vez aprendida la fidelidad al partido, y teniendo cerrados a cal y canto sus secretos, vale la pena disfrutar como figura de poder público, que lleva adjunto un excelente sueldo, dietas, figuración ante los medios.

Nota del autor: Se me olvidaba. Aratz, Puro, Salba, Arritxu, Yuyu, Galder,...

Besarkada handi bat.

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