Los próximos días 22 y 23 de junio se reúnen en París los ministros de Agricultura del G-20, cita preparatoria de la conferencia de noviembre en Cannes (Estado francés). Vía Campesina, organización internacional en la que se integra EHNE, reclama que cese «el acaparamiento de alimentos por las naciones ricas del mundo» y censura «el intento constante de los gobiernos de las naciones más ricas del mundo de apropiarse de las políticas alimentarias, y controlarlas, ya que afectan no sólo a los campesinos, sino a todo ser humano».

Ayer mismo se conoció el estudio sobre «Perspectivas Agrícolas 2011-2020» de la OCDE y FAO que concluye que los precios de los productos agrícolas «siguen siendo altos, pero se mantendrán elevados hasta 2020». Vía Campesina afirma que los precios de los alimentos «se encuentran en máximos similares a los de 2008, cuando los altos precios elevaron el número mundial de personas hambrientas a más de mil millones, afectando, sobre todo, a las zonas rurales».

Esta organización internacional explica que la inestabilidad de los precios de los alimentos es consecuencia de varios factores. Entre ellos, destaca «la liberalización del comercio, la desregulación de los mercados, la especulación y la promoción de los agrocombustibles».

Añade que «los agronegocios con orientación a la exportación y la dependencia hacia los mercados externos crean volatilidad en los precios. Cuando la producción principal se vende a los mercados y no hay disponibilidad de existencias, tanto a nivel comunitario como de país, la inestabilidad de los precio puede tener un impacto mortal».

Así, Vía Campesina afirma que «los campesinos pierden cualquier poder de negociación para determinar el precio, puesto que son los exportadores, los grandes corredores de bolsa, y los supermercados los que controlan los mercados y se benefician de sus fluctuaciones».

El estudio de la OCDE y FAO confirma, por otro lado, que el aumento del precio de los productos básicos afecta «a toda la cadena alimentaria». A su juicio, esa situación «eleva» las preocupaciones sobre «la estabilidad económica y la seguridad alimentaria en algunos países».

La OCDE precisa que «si los precios más altos son generalmente una buena noticia para los agricultores, las consecuencias son catastróficas para los pobres en países en desarrollo».

Vía Campesina puntualiza por su parte que el aumento de precios no significa «en casi ningún caso» que los agricultores sean los beneficiarios de esa situación.