La UE no rescatará a Grecia; los griegos, sí
Merkel y Sarkozy aparcaron sus diferencias y decidieron un segundo rescate de la eurozona a Grecia sin la participación de la capital privado. En lo que se interpreta como una señal de tranquilidad para la banca y los accionistas, a los que sólo se hace partícipes de los beneficios y no de las pérdidas, Merkel cedió finalmente y aceptó una opción enormemente impopular en Alemania. Los ciudadanos alemanes pagarán gran parte de una factura de lo que es un secreto a voces: Grecia está en quiebra y ninguna de las alternativas planteadas hasta el momento funcionará. Se gana tiempo, se remodela el Ejecutivo griego para formar un gobierno de «salvación nacional» y el nuevo ministro de Finanzas afirma que se prepara para una «guerra real». En definitiva, una nueva vuelta de tuerca en la misma dirección: más medidas de austeridad, caídas de los sueldos y acelerar el saqueo de los servicios públicos vitales.
Ante esta situación cobra todo el sentido la resistencia. A lo largo de la historia moderna, los griegos han resistido a las ocupaciones extranjeras y las dictaduras domésticas con determinación y sacrificio. Ya han realizado once huelgas generales, numerosas huelgas sectoriales e imagi- nativos actos de lucha que han inspirado las movilizaciones anti-austeridad en Europa. La resistencia de los griegos es portadora de la única esperanza. Allí y aquí. La de ellos, y la de todos.