El Comité Regional del PSN se reúne hoy para decidir si acepta o no entrar en el Gobierno, mientras los medios de comunicación ya están hablando de cuáles serán las consejerías y a quiénes elegirá el PSN para compartir las labores de gobierno con Yolanda Barcina. Hace un par de semanas, este mismo comité -que es máximo órgano del PSN entre congresos- encomendó a su líder, Roberto Jiménez, que iniciara una ronda de contactos con todos los partidos representados en la Cámara. Con la cita de hoy, previsiblemente todo quedará cerrado.

El hecho de que se reúna hoy este órgano da a entender que el acuerdo ya existe y, de hecho, «Diario de Navarra» recibió una filtración el jueves, adelantando que Jiménez será vicepresidente «con toda probabilidad». Todo apunta a que hoy, simplemente, el acuerdo se hará oficial.

Al parecer, UPN ha sido generoso y, además de la vicepresidencia, ha entregado al PSN tres consejerías de un gobierno que sólo tendrá ocho. Es decir, le entregará casi el 40% de los departamentos. Sin embargo, salvo cambios de última hora se trataría de puestos más de relumbrón que de peso real. De hecho, Jiménez tendrá que vérselas con otro vicepresidente, cuyo nombre no ha sido desvelado. El líder del PSN se habría reservado para sí una consejería relacionada con obras públicas o infraestructuras.

Le acompañaran previsiblemente Román Felones, cuyo perfil lo encardina dentro del área de Cultura, y Elena Torres, hasta ahora presidenta del Parlamento, que se haría cargo de Bienestar Social. La presencia de ambos en el gobierno cobra fuerza en el momento en el que se ha elegido a Juan José Lizarbe como portavoz parlamentario.

De confirmarse estas filtraciones, el PSN cobraría cierto protagonismo mediático pero asumiría las riendas de dos con- sejerías (Bienestar Social y Cultura) donde habrá notables recortes, mientras que el propio Jiménez, que se garantiza la notoriedad como vicepresidente, tendrá que lidiar con macroproyectos polémicos y atascados.

Por encima de estos detalles, la noticia relevante políticamente es que el PSN acepta por vez primera gobernar en coalición con UPN, una unión forzada por los resultados del 22-M y el auge de la posición abertzale.