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Eurobasket femenino de Polonia

La idea gala, olvidarse del chasco del mundial y ser oro de nuevo

Con Dumerc y Gruda a la cabeza, Francia es el equipo más compensado, por encima de una Rusia que echará de menos a Becky Hammon y una España con Valdemoro y Lyttle muy justitas.

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Arnaitz GORRITI

La selección femenina francesa de baloncesto ha vivido en dos años la cara y la cruz del deporte. En el Eurobasket de Letonia 2009, aunque todo el mundo considerase a la Rusia de Stepanova y Becky Hammon favorita indiscutible, la fuerza bajo los aros de Sandrine Gruda y la mágica dirección de Celine Dumerc dieron el oro a las bleus.

Un año después, en el mundial disputado en la República Checa, las galas se las prometían muy felices ante España en el cruce de cuartos, ya que ganaban por seis puntos, 64-58, a 25 segundos. Pero una mágica Amaya Valdemoro, con siete puntos, entre ellas una bandeja sobre la bocina, provocó la derrota francesa en la prórroga.

Francia, Rusia, España. He ahí el medallero del pasado Eurobasket, y he ahí la terna de principales favoritas para que, desde hoy y hasta el día 3 de julio, se repartan los metales en el Eurobasket de Polonia, un campeonato que vivirá con el corazón encogido por la reciente muerte de la gigantesca -en el físico, con sus 2,17 metros, y en lo talentoso- Margot Dydek, el estandarte de un baloncesto polaco últimamente de capa caída.

La cuestión estribará en ver si las bleus se mueven igual de bien siendo las principales favoritas que ejerciendo de outsiders. El bloque es prácticamente el mismo, con la dirección de Dumerc, la capacidad bajo los aros de Gruda o Isabelle Yacoubou-Dehoui y la electricidad en los movimientos de Emile Gomis, o la veteranía de la capitana Edwige Lawson-Wade. Un conjunto que destaca como tal, ya que en el pasado Eurobasket acabaron lejos de la cabeza de las estadísticas individuales.

Rusia, sin la «traidora» Hammon

Rusia, en buena lógica, debiera ser la primera alternativa a las francesas. Pero esta selección, capaz de derrotar a los Estados Unidos, como en el mundial de Brasil 2006, adolece de una falta de sangre caliente alarmante, sobre todo en partidos que se salen por la tangente. Las finales de los Eurobasket de 2001 y 2009 -ambas ganadas por Francia-, son un claro ejemplo.

Ese genio es lo que le sobra a la base estadounidense nacionalizada Becky Hammon. Después de su «nacionalización exprés» para estar los los Juegos de Beijing 2008 -desde su país natal no faltó quien la tildara de traidora, como la ex seleccionadora Anne Donovan-, en esta ocasión, la «traidora» ha elegido jugar en la WNBA -en las San Antonio Silver Stars- y su otra nacionalizada, Epifanya Prints, tampoco está en Polonia. De modo que jugadoras como Abrosimova, Korstin y la sempiterna Maria Stepanova -una pívot de 2,03 tan fría como llena de calidad- deberán tomar el toro por los cuernos. Veremos su arranque, porque Rusia es especialista en empezar mal y arreglar las cosas después, a veces.

Todos los demás equipos son outsiders. Incluida España, que está en el podio europeo desde 2001, con cuatro bronces -2001, 2003, 2005 y 2009- y una plata -2007-. Pero su guía espiritual, Amaya Valdemoro -35 años-, está muy tocada físicamente y la caribeña Sancho Lyttle acaba de incorporarse de la WNBA, y la falta de acoplamiento le pasará factura. Así pues, habrá que ver si la «biónica» Alba Torrens -MVP de la Euroliga- puede echarse el equipo a la espalda.

La República Checa y, sobre todo, Bielorrusia, son otras participantes a considerar, igual que Montenegro, donde está la jugadora de Hondarribia-Irun Anna De Forge. Jugadoras como las bielorrusas Leuchanka o Marchanka, o la lituana Bimbaite -Lituania trae un conjunto joven e impredecible, igual que Grecia- animarán el máximo torneo continental.

Polémica por las convocatorias y la vestimenta ajustada

La FIBA parece buscar ser noticia a costa de todo. Pese al innegable potencial de este Eurobasket, lo que más ha trascendido es que la propia federación ha cambiado sus propios criterios a la hora de reducir sus convocatorias de 14 a 12 jugadoras -las selecciones han debido hacer descartes de prisa a última hora- al inicio de esta semana.

Pero la iniciativa más polémica ha sido la de querer imponer una vestimenta más ajustada para los equipos femeninos de baloncesto, sin opción de consulta ni protesta.

La FIBA buscaba obligar a llevar camisetas y calzones que sigan los contornos corporales, calzones con un máximo de 2 centímetros entre los mismos y la piel, y un espacio mínimo 10 centímetros por encima de la rodilla.

«La situación proporcionará una identidad común a todo el baloncesto femenino, como acontece ya en otros deportes», comunica Sakis Kontos, su responsable de comunicación. Las equipos podrán escoger entre la vestimenta que usa la Selección Nacional Australiana (body) o el modelo presentado por la propia FIBA -de dos piezas- en el reciente All Star femenino.

Las protestas no se han hecho esperar. Así, desde Emakunde se mostraba su «disconformidad» al considerar que «es una medida sexista que nada tiene que ver con los valores deportivos que son los que deben primar en los campos de juego, y apoya a la Asociación de Jugadoras de Baloncesto (AJUB) y a los clubes y jugadoras que han expresado públicamente su disconformidad con los uniformes». A. G.

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