Raimundo Fitero
La pinza
Se superan. La información militante se ha instaurado para no irse, sino es por fuerza mayor, o por mayoría diferente. Ahora toca hablar de la famosa pinza IU-PP, o de insultar en plan borracho de madrugada a todo lo que huela a libertad, sea por vía electoral, entiéndase Bildu, bien por vía de manifestación, ese magma de ciudadanía interclasista e intergeneracional que se llama indignados y que va tomando una fuerza impresionante, al entender de la extrema derecha mediática, que debe oler en ese movimiento una especie de remota regeneración de la vida social y política y por ello se han lanzado a la descalificación, intoxicación, manipulación y aberración. Todo un espectáculo de impotencia intelectual y política.
Lo de Extremadura ha tomado una relevancia extraordinaria que acaba de convertirse en un sainete con la intervención de González Pons, ese gran comunicador encargado de decir despacio las burradas que le escriben deprisa otros, y que compara lo de la abstención de IU en el parlamento extremeño con lo de Euskadi. O sea, le recuerda a López y su alegre y desmelenada muchachada, que gobiernan en pinza con el PP. Y si aquí es cosa buena, es el gobierno del cambio, en Extremadura, la llegada de un presidente del PP que profesionalmente ha sido bombero, también debe formar parte de ese bien bíblico que se llama cambio y que cuando estoy en mi sucursal bancaria compruebo que son muchos conciudadanos los que van a pedirlo. «Me das cambio». Sea como sea el mapa autonómico del Estado español está vestidito de azul.
De nuevo un «error» informático hace desaparecer a manifestantes en la portada de un periódico. ¿Por qué nunca se equivocan a favor de la verdad? Los políticos de carrera, los oportunistas, los directores de medios de comunicación y sus empleados sumisos han decidido llamarnos gilipollas en la cara en cada momento. O comulgas con sus ruedas de molino y te crees sus monstruencas mentiras, o debes cabrearte como un mono. La pinza que pretenden hacer entre banqueros, ministrables, directores generales y arribistas es ofensiva. Hay que defender espacios informativos libres. Que sepamos de parte de quién vienen, pero que no mientan.