La fiesta del viernes dio paso ayer a otro episodio de miedo en la crisis de Grecia. Si Merkel y Sarkozy blandieron su acuerdo para el segundo plan de rescate como mejor manera de animar a los mercados, las autoridades europeas se encargaron de apagar el domingo la ilusión por una respuesta fulminante. Para empezar, no sólo está en el aire ese segundo plan de rescate, sino que se cuestiona ya hasta la entrega de la ayuda prometida para junio. No será hasta el próximo 3 de julio cuando el Eurogrupo examine el cumplimiento de las reformas exigidas y pueda librar así el pago correspondiente para evitar la bancarrota griega. En esta línea de máxima tensión se sitúa también la andanada del FMI contra la UE al asegurar que no hará nuevas aportaciones si no hay garantías de la participación financiera futura por parte de Bruselas. La amenaza de impago de la deuda sigue, por tanto, presente. En este contexto, las bolsas comenzaron la sesión con fuertes descensos, aunque al cierre pudieron maquillar el balance. El Ibex se dejó un 0,96%, hasta los 10.038,10 puntos. En el peor momento tocó los 9.918 puntos. En Fráncfort (-0,19%), Londres (-0,36%) y París (-0,63%) las pérdidas fueron bastante inferiores. En el Ibex, destacó el golpe de Gamesa (-7,12%), tras recibir una recomendación de venta. Todos los grandes vieron recortadas sus cotizaciones, aunque sólo Santander y BBVA cayeron más de un 1%. Sólo IAG (+2,28%) y BME (+0,15%) cerraron en verde. En París, los peores fueron Bouygues (-2,36%), Lafarge (-1,65%) y Carrefour (-1,58%). Michelin (+0,86) lideró los avances.