Gordailua, una jaula donde cuidar y liberar al patrimonio cultural
Gordailua, el edificio en forma de jaula que conservará los fondos patrimoniales de Gipuzkoa, ha sido la mayor inversión en infraestructuras (16 millones) de la Diputación saliente en esta legislatura. Markel Olano cortaba ayer la cinta en la que posiblemente sea su última inauguración; la primera, por contra, de la nueva presidenta de Juntas.
Amaia EREÑAGA | IRUN
Entre pabellones industriales, en el alto de Arretxe de Irun, aunque no es sencillo de encontrar, al toparte con él resulta fácilmente distinguible. En sus 8.450 metros cuadrados de superficie útil (9.116 construidos), el edificio de tres plantas en forma de jaula de acero, obra de los arquitectos José León Lasarte y Pedro Astigarraga, acoge a Gordailua, el centro de patrimonio cultural mueble de Gipuzkoa, que busca ser uno de los punteros de su género en Europa, a tenor de lo dicho ayer por los representantes institucionales. Su objetivo es el de restaurar, almacenar y difundir las colecciones de la Diputación que se encuentran dispersas por el herrialde, además de también recoger y cuidar los fondos que no se exponen en el museo San Telmo y parte de las colecciones Kutxa, aunque no se cierran a otras colaboraciones o incorporaciones, sean puntuales o no.
En julio de 2009, Markel Olano y María Jesús Aranburu, diputado general y diputada de Euskara y Cultura, colocaban la primera piedra del edificio, acompañados por el alcalde de Irun, José Antonio Santano. Ayer, con la elección del próximo diputado general pocos días vista -la diputada de Cultura, además, se retira de la política después de una larga trayectoria-, se reunían de nuevo para la inauguración del centro, que ha sido uno de los puntales de su política cultural en materia de museos.
De julio, siete meses
Gordailua comenzará a funcionar a partir de julio, aunque, según explicó la directora foral de Patrimonio, Pilar Azurmendi, serán precisos unos siete meses para verlo a pleno funcionamiento, dada la ingente labor logística necesaria para reunir y organizar las 55.000 piezas que albergará. La capacidad del edificio, sin embargo, es mayor, en previsión del futuro. Lo que Olano definió como «el parque tecnológico del patrimonio» es un edificio de tres plantas que no pretende ser un gran depósito, sino que busca impulsar la prestación de servicios sociales y difundir nuestro patrimonio. Es decir, que se plantea como un centro de recursos para los museos, pero también como un lugar desde donde expandir nuestra cultura.
El visitante -porque están previstas visitas, sobre todo guiadas o de grupos; aunque es previsible que quienes lo visitarán serán mayoritariamente los investigadores- se encontrará con alguna exposición de los fondos de Gordailua en la sala polivalente. En esta planta baja se encuentran a su vez las oficinas, el centro de documentación, pero también una gran zona de almacenamiento que será visible a los visitantes, aunque con las debidas precauciones para no dañar material tan sensible. Subiendo al primer piso se encuentra el depósito arqueológico y paleontológico, donde se trabajará con las piezas mayores. Los talleres de restauración principales se encuentran, sin embargo, en el semisótano, una zona destinada a talleres, carga y descarga y depósito de materiales.
La inauguración, con la elección del diputado general a tres días vista y el anunciado adiós a la política de la diputada de Cultura, resultó ser también el primer acto institucional de la presidenta de las Juntas Generales, Lohitzune Txarola. Entre los invitados, miembros de Aranzadi, el director de Euskal Museoa de Baiona, Rafa Zulaika; el ex director de Tabakalera, Joxean Muñoz; y el primer premio Ondarea, el etnógrafo Fermín Leizola.
La gran jaula metálica es, naturalmente, funcional antes que nada. La zona de oficinas y donde transitarán los visitantes tiene ventanas, no así los talleres y almacenes, que son estancias compactas. Llama también la atención la apuesta realizada por el ahorro energético, ya que su terraza albergará una huerta solar fotovoltaica (ayer no estaba colocada) y, además, el edificio cuenta con un sistema de captación geotérmica, el mayor de Euskal Herria. Este sistema de climatización aprovecha la energía contenida en el subsuelo para transformarla en energía para la climatización, ya que la tierra mantiene una temperatura prácticamente invariable a lo largo de todas las estaciones. Según Diputación, el edificio obtendrá un 80 por ciento de su energía por su propios medios, con un ahorro de 42.000 euros anuales en la factura energética. A.E.