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Al-Assad promete elecciones y una reforma constitucional y la oposición exige su caída

Bashar al-Assad volvió a denunciar ayer que Siria sufre los efectos de una «conspiración diseñada desde el exterior» para justificar las revueltas populares que vive el país desde mediados de marzo, y que intenta aplacar apelando al «diálogo nacional» y a seguir con las reformas. Al-Assad anunció elecciones parlamentarias en agosto y una reforma constitucional. Activistas y refugiados sirios rechazaron sus promesas y exigieron su renuncia.
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El presidente sirio, Bashar al-Assad rechazó el lunes emprender reformas en medio del «sabotaje y el caos» aunque apostó por el «diálogo» y prometió elecciones parlamentarias en agosto y una reforma constitucional, pero los opositores, lejos de quedar satisfechos, llamaron a proseguir la revuelta hasta la caída del régimen.

Nuevas protestas estallaron inmediatamente después del discurso en Alepo, en Saraqeb, Kafar Nubl, Homs, Hama y Latakia, informaron activistas de derechos humanos a AFP.

«Se puede decir que el diálogo nacional es el lema de la próxima etapa», dijo Al-Assad en un discurso en la Universidad de Damasco, transmitido por la televisión estatal, tras tres meses de disturbios.

Admitió incluso que ese «diálogo» podría conducir a la supresión del artículo 8 de la Constitución, que asegura la supremacía política del partido Baas, al frente de Siria desde hace cuatro décadas.

«El diálogo nacional podría desembocar en enmiendas de la Constitución o en una nueva Constitución», destacó.

Esa abolición es una de las principales reivindicaciones de la oposición, que sin embargo no dio señales de conformidad tras esa nueva alocución pública, la tercera del mandatario desde el inicio de las revueltas en marzo.

Al-Assad, que dijo no poder adelantar plazos sobre el proceso de reformas, sí adelantó la celebración de elecciones parlamentarias en agosto. Pero dijo que ninguna reforma podrá emprenderse en un contexto de «sabotaje y caos» y volvió a denunciar «una conspiración», advirtiendo de que la economía siria está al borde del colapso. «Hay que obrar para devolver confianza a la economía siria porque existe un riesgo de derrumbe», declaró.

Se mostró, sin embargo, convencido de que esa «conspiración diseñada desde el exterior» hará más «resistente» al país y presentó sus condolencias a las familias de los «mártires».

«Hacemos una distinción entre aquellos que tienen reivindicaciones legítimas y los saboteadores que tratan de explotar la buena voluntad de los sirios para sus propios fines», proclamó.

El presidente señaló que el proceso de reformas impulsado por el Gobierno, que incluye el levantamiento del estado de emergencia, vigente desde 1963, y los proyectos de ley electoral y de partidos políticos, «se ha retrasado pero no detenido» y aseguró que esas reformas «van a crear una nueva realidad en Siria a través de la ampliación de la participación popular en la dirección del Estado».

Decepción

Los grupos opositores, no obstante, instaron a la población a sumarse a la «rebelión» y expresaron su decepción por el discurso, al señalar que esperaban «anuncios más claros» y «medidas concretas».

Los Comités Locales de Coordinación de Siria estimaron «inútil» todo diálogo que no contemple un cambio de régimen.

Las autoridades mostraron ayer a diplomáticos acreditados en Siria y a periodistas una «nueva fosa común» cerca de Yisr al-Shughur, una ciudad del noroeste del país controlada por el Ejército desde el 12 de junio.

Una fuente militar dijo luego que al menos 29 cadáveres fueron retirados de la fosa.

Según las autoridades, es la tercera fosa común descubierta desde que el Ejército tomó el control de la localidad tras una ofensiva de tres días.

La agencia oficial Sana afirmó que se trata de los «cadáveres de mártires de la Policía y las fuerzas de seguridad que han sido asesinados por organizaciones terroristas armadas».

En reacción a su discurso EEUU pidió «hechos y no palabras» a Bashar al-Assad. «Lo que es importante ahora son los hechos, no las palabras». «Un discurso es sólo palabras», dijo la portavoz del Departamento de Estado, Victoria Nuland.

El ministro francés de Exteriores, Alain Juppé, opinó que no había «razón alguna para tomar en serio actualmente» a Al-Assad. «No es su declaración de hoy lo que cambia el contexto», añadió Juppé, y manifestó estar convencido de que el presidente sirio no está en condiciones de enmendarse «después de la represión de una violencia inaceptable» impuesta a su pueblo.

Su homólogo alemán Guido Westerwelle se refirió «al discurso de un incorregible, que aparentemente no ha comprendido las señales de los tiempos».

sanciones de la ue

Los ministros de Exteriores de la Unión Europea (UE) aseguraron ayer que están preparando «activamente» nuevas sanciones contra el régimen sirio, a fin de lograr «sin demora un cambio fundamental de las políticas» de represión hacia los civiles.

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