Un detallado documento de la Agencia Internacional de la Energía Atómica (AIEA) elaborado por un equipo de expertos internacionales constata varias deficiencias en la gestión de la crisis nuclear provocada por el terremoto y posterior tsunami el 11 de marzo por parte de las autoridades nucleares niponas.

La central de Fukushima estaba preparada para resistir olas de 5,7 metros, pero el 11 de marzo un tsunami de 14 metros sacudió la planta y dejó sin refrigeración a sus seis reactores, lo que desencadenó el mayor accidente nuclear de los últimos 25 años. «Hubo insuficientes medidas de protección contra tsunamis» y el regulador japonés «subestimó» el peligro de un desas- tre natural de ese tipo, indica una de las conclusiones, por lo que se solicita una revisión de algunas normativas.

También critica la gestión del desastre, por los retrasos en la toma de decisiones que se pueden derivar de las complicadas estructuras y organizaciones.

La AIEA también recomienda contar con equipos móviles de emergencia para sustituir con rapidez una posible caída de la electricidad. En Fukushima, además del suministro eléctrico, el tsunami destruyó el sistema alternativo de energía.

El informe se difundió en la apertura de una conferencia ministerial sobre seguridad nuclear, y coincidió con la aprobación en el Parlamento japonés de la denominada Ley Básica para la Reconstrucción, que sienta las pautas para las labores de rehabilitación de las zonas azotadas por aquel desastre.

Los rumores sobre la eventual renuncia del primer ministro nipón, Naoto Kan, se dispararon ya que aprobar esta ley era fundamental para que pueda cumplir su promesa de dimitir una vez encauzada la reconstrucción. Queda pendiente la aprobación de un presupuesto extra que permitirá poner en marcha medidas de ayuda a las víctimas del desastre.