El novelista Ken Bruen está encantado con «Blitz», película a la que considera como la mejor adaptación posible de uno de sus libros, en concreto el cuarto de los que ha dedicado a los casos policiales protagonizados por el agente Brant. Un personaje de ficción que ha econtrado la encarnación perfecta en el duro Jason Statham, al que en Hollywood han condenado a subproductos de acción. De regreso a su Inglaterra natal de la mano del realizador Elliott Lester, quien ha seguido el mismo recorrido, muestra su madurez como actor en la más compleja de sus interpretaciones.

Por primera vez se ve inmerso en un reparto de categoría, junto a Mark Rylance como su jefe, y Paddy Considine en el papel de un policía homosexual. La sorpresa la da Aidan Gillen en el rol de un maníaco asesino de policías al que se debe enfrentar el protagonista. Los ambientes marginales descritos en toda su conflictividad corresponden al sureste de Londres, en Brixton. «Blitz» lleva camino de convertirse en una película de culto para los amantes del thriller violento, aunque seguramente tendrá una mejor acogida en el mercado del DVD, y no tanto en su exhibición en salas cinematográficas.