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IBILIZ IBILI | Juan Mari Feliú

Los embalses de Leurtza y Soratxipi

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El idílico rincón donde se esconden los embalses de Leurtza se encuentra aprisionado en la cabecera de un profundo barranco que busca el cercano río Bidasoa desde la divisoria de aguas de los mares Cantábrico-Mediterráneo. Densos bosques de hayedo y pastizales cubren este lugar con uno de los índices más altos de pluviosidad de Euskal Herria, lo que convierte el paisaje en un eterno verde, propio de la Navarra Atlántica, de caseríos bien cuidados, dispersos entre prados, setos y bosquetes de robles y castaños.

Estas son tierras de paso, de bandidos, de batallas carlistas como la ocurrida en el vecino pueblo de Orokieta en 1872, de arrieros y pastores, de carboneros... La divisoria de aguas principal siempre ha tenido un carácter de frontera natural, de paso excepcional entre los habitantes de ambas vertientes. De ahí que, en lugares como éste, queden aún restos de la antigua calzada que unía Elzaburu con Urrotz, con sus piedras desgastadas por el paso de las carretas y el roce de las herraduras de los caballos de tiro.

La excursión se inicia desde el centro de acogida del área recreativa, a la altura del monumento de la rana bermeja (663 metros). En este lugar hay varios paneles de información que ofrecen opciones de hacer senderismo, tanto pedestre como en BT. La novedad la tendremos con una señalización adaptada para invidentes y disminuidos físicos. Una pista con señales del SL NA-7 que pasa junto un merendero nos adentrará bajo un denso hayedo por un lugar jalonado de bancos y carteles de información en esta primera parte del itinerario, que contornea el embalse inferior de Leurza. Pasado el dique intermedio de los dos embalses, tomaremos el camino de la derecha.

Un amplio camino nos llevará hasta la cola del embalse entre una cortina de hayas hasta la rinconada, donde cruzaremos por una pasarela la regata Errekabeltz. Tras una corta subida estaremos ante la muga 34, que establece los límites municipales de Urrotz y Beinza-Labaien. Desde este lugar se inicia la subida por un amplio camino, que nos llevará por los flancos occidentales de Erlain o Lengarria al collado Zumarrena. En los primeros pasos veremos tumbado a la derecha un menhir. También veremos restos de la antigua calzada, que sorprendentemente aparece con un tramo bien conservado de más de cien metros, poco antes de alcanzar el collado de Zumarrena.

Poco después estaremos en pleno filo del cordal de la divisoria de aguas de los dos mares y en el emblemático puerto de Elzaburu. Aquí, junto a la alambrada del límite municipal, veremos el viejo mojón de base triangular del año 1781 y un poste indicador con las flechas que orientan a los senderistas del GR 12 y los que parten de Leurtza.

El itinerario continúa por la izquierda (E.), bajando un poco hasta encontrarnos con la legendaria cruz de Erlain, hendida en un roca junto el camino que lleva a Elzaburu. En una zona muy karstificada, se dice que se erigió en recuerdo a un pastor de Labaien muerto en una tempestad de nieve. Otras fuentes la relacionan con los «Bandidos de Lantz», que asaltaban estos caminos a principio del siglo XIX, cuyos restos habrían sido repartidos por estos lugares tras ser ajusticiados y descuartizados en 1.818.

Desde aquí, siguiendo las marcas del GR 12 y PR en dirección al puerto de Belate (NE), realizaremos el flanqueo de la cumbre de Erlain o Lengarria, con vistas sobre la vertiente meridional de la divisoria de aguas principal, y sobre las montañas del valle de la Ultzama. Poco después, a la altura de un púlpito de caza, estaremos en el paso que da acceso al dolmen de Pittortzar. De regreso al collado de Zumarrena, tendremos la opción de optar por ganar la cercana cumbre de Soratxipi, amplia y limpia de arbolado, que ofrece una espectacular panorámica sobre las dos vertientes.

Para ello, deberemos continuar en dirección oeste por el cordal, al principio por terreno llano y boscoso. Después de haber pasado junto a una caseta situada en el pequeño collado de Uztakorta se abandonan las señales del GR 12 que siguen hacia el puerto de Gorostieta, justo bajo la cumbre de Soratxipi. Tras una fuerte subida, una vez alcanzado el vértice geodésico que corona la cumbre (1.069 m.), la vista se abre en todas las direcciones, desde las montañas costeras del norte de Navarra y de Gipuzkoa al infinito relieve de las montañas meridionales de la divisoria principal.

El regreso lo haremos por el mismo camino hasta alcanzar la muga 43, donde retomaremos las señales del SL NA-7 para contornear el embalse por la otra orilla. Tras un corta y suave subida daremos con otra de las regatas que alimentan el embalse, cruzarla por una pasarela hasta una pista de grava por la que continuaremos, dejando al paso el pluviómetro del Gobierno de Navarra, hasta desembocar en el área de recreo y centro de información.

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