Rubalcaba y Urkullu mantienen a Bildu en el centro de sus críticas
El líder del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba, y el del PNV, Iñigo Urkullu, aprovecharon ayer sus respectivas intervenciones públicas, en Bilbo y Elorrio, para seguir arremetiendo contra Bildu. Ambos coincidieron también en reclamar a la coalición que siga sus peculiares interpretaciones de los motivos que llevaron a gran parte del electorado vasco a votarla el pasado 22 de mayo. Además, el ministro español de Interior advirtió de nuevo que «la ley se cumple».
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Alfredo Pérez Rubalcaba llegó ayer a Bilbo como candidato del PSOE a la Presidencia del Gobierno español dentro de la gira que está llevando a cabo por las distintas federaciones de su partido de cara a preparar su campaña para las próximas elecciones estatales. Éstas se celebrarán la próxima primavera si el Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero consigue agotar la legislatura, objetivo que mantiene oficialmente el actual inquilino de La Moncloa.
Este encuentro con los dirigentes del PSE venía precedido de la extraña maniobra que protagonizaron sus máximos dirigentes -con Patxi López y Rodolfo Ares al frente- hace apenas un mes, tras el batacazo electoral, cuando reclamaron que el PSOE celebrara un Congreso Extraordinario en lugar de iniciar las primarias para elegir al sucesor de Zapatero.
La propuesta de López no cuajó, pero paradójicamente sirvió para allanar el camino a Rubalcaba, ya que Carme Chacón anunció su retirada de la contienda interna en aras a calmar las aguas que había removido, entre otras federaciones, el PSE.
Pese a estos antecedentes, al comparecer ayer ante la prensa junto a López, Rubalcaba pasó por alto las cuestiones internas del PSOE y prefirió actuar más en clave de ministro de Interior y vicepresidente primero del Gobierno español. Desde esa posición, lanzó otra andanada de críticas contra Bildu e intentó cubrir de pesimismo las expectativas abiertas en Euskal Herria ante el proceso democrático de normalización y pacificación.
La única referencia que hizo a la batalla interna fue para asegurar que existen «buenas razones» para el «enamoramiento mutuo» que mantiene con los dirigentes del PSE y aprovechó la ocasión para destacar que, cada vez que visita la CAV, tiene la sensación de que «está más lejos el terror» que se ha vivido «desde hace mucho tiempo».
«Lo peor que podemos hacer en este momento es relajarnos en la política antiterrorista», comentó, no obstante, antes de insistir en la necesidad de «no equivocarse». Y advirtió directamente a Bildu de que «cada día en que no pide la disolución de ETA» disminuye su «credibilidad», tal como recogió la agencia Europa Press. «Estamos dando los últimos pasos, viendo el final», añadió en referencia a la lucha armada de ETA, pero repitió que «siempre es muy importante no equivocarse en la política antiterrorista».
También quiso abordar el debate sobre las medidas adoptadas por Bildu en algunos ayuntamientos, como la prohibición de que escoltas privados entren armados a instalaciones municipales o la retirada de imágenes de Juan Carlos de Borbón. Así, instó a respetar «unas reglas: que la ley se cumple; que si la quieres cambiar, tienes que tener unos votos; y que, si uno compromete una cosa y luego no lo hace, lo paga muy caro».
Concretó esa idea con un claro ejemplo: «Si uno quiere que la Guardia Civil se vaya fuera del País Vasco» y «no tiene los votos y no cambian las leyes, la respuesta es no; ene, o».
Llegado a este punto volvió a su mensaje central de ayer: «La credibilidad de Bildu disminuye cada día en el que no pide la disolución de ETA o en el que esta disolución no se produce». Curiosamente, para defender la presencia de los escoltas armados en los ayuntamientos apeló a la fórmula de que «con pistolas no hay nada que hacer», aunque hacía referencia a que «todos los partidos que están en las instituciones democráticas tienen obligación de defender las reglas de la democracia».
Mensaje en tono bíblico
También Iñigo Urkullu dedicó buena parte de su intervención en un acto organizado por el PNV en Elorrio para criticar a Bildu. Aunque asumió que la coalición es «clave» para lograr la paz y el desarrollo «de Euskadi», resaltó que su partido no va a permitir que los representantes del Bildu «tengan la tentación de convertirlas en instrumentos de demagogia política y electoralista».
«Todos estamos en las mismas condiciones para hacer política, o eso quiero creer», puntualizó, pero dirigiéndose a Bildu añadió que la situación «no cambia con un sueño si el que sueña está dormido». Y abundó en lo que, a su juicio, diferencia a los jeltzales de la coalición soberanista es «a construcción nacional del día a día».
«Es muy fácil venir tras todo el trabajo y aparecer como el mesías después de que tantos años se ha hecho un trabajo por esa construcción nacional», manifestó.
A continuación, Urkullu optó por utilizar un lenguaje bíblico: «Esta es la tierra prometida -afirmó-, por la que nosotros nos hemos comprometido. Aquí todos somos iguales y conduciremos a esta tierra a donde quiera la propia tierra conformada por los ciudadanos, pero lo haremos entre todos».
En el acto estuvo acompañado por el ex lehendakari José Antonio Ardanza, del presidente del Bizkai Buru Batzar, Andoni Ortuzar, y de la nueva alcaldesa de Elorrio, Ana Otadui. Ésta asumió el cargo el pasado 11 de junio gracias al apoyo del único edil del PP en esta localidad vizcaina, que inclinó así la balanza a favor del partido jelzale y en detrimento de Bildu.
Ambas formaciones obtuvieron seis representantes en la nueva Corporación tras el 22-M. La de Bildu fue la lista más votada, con 1.741 papeletas, por delante del PNV, con 1.505, y del PP, que sólo cosechó 276. Si el edil del PP no hubiera votado a Otadui -apoyo que dio sin condiciones-, Bildu hubiera alcanzado la Alcaldía.
El líder del PSOE y ministro de Interior volvió a combinar la idea de que se está «viendo el final» de la lucha armada de ETA con la de que «siempre es muy importante no equivocarse en la política antiterrorista».
Apenas unas horas después de que el PNV permitiera la aprobación en el Congreso español de la reforma de la negociación colectiva presentada por el Gobierno del PSOE -Josu Erkoreka dijo que su partido nunca había conseguido tantas concesiones por una abstención-, Alfredo Pérez Rubalcaba puntualizó ayer que tanto la dirección del PSOE como la del PSE «siempre» han opinado que el hecho de que la formación jeltzale «comparta la gobernabilidad en Madrid, proyectos con el Gobierno de Madrid, es una buena cosa».
Rubalcaba también aseguró que, «cuando hablamos con el PNV», siempre se hace previamente con Lakua. «Nada de lo que hacemos allí le es ajeno al lehendakari. No hacemos cosas que el lehendakari no conozca. Así lo hemos hecho y así lo vamos a seguir haciendo», incidió.
En cambio, desde Elorrio, Iñigo Urkullu criticó que Patxi López se haya «arrogado» la responsabilidad sobre la nueva transferencia de competencias de Madrid a la CAV -firmada la pasada semana en Gasteiz-, ya que, como recordó el presidente del EBB, fue acordada previamente entre el Gobierno español y el PNV. GARA
Entre los numerosos dirigentes del PSE que acudieron a la cita de Bilbo no se encontraba Jesús Eguiguren. Ante los medios, Rubalcaba evitó referirse a sus discrepancias sobre el proceso abierto en Euskal Herria.
Iñigo Urkullu acudió a Elorrio a reinaugurar el batzoki de esta localidad en la que el PNV ha logrado la Alcaldía, en detrimento de Bildu, gracias al apoyo del único concejal del PP, que ofreció su voto sin condiciones.
Gorka Maneiro -el único representante de UPyD en el Parlamento de Gasteiz- reclamó la ilegalización de Bildu y la dimisión del nuevo diputado general de Gipuzkoa. UPyD no obtuvo ni un solo electo en Euskal Herria en los últimos comicios.