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«Parto de un modo diferente de hacer política; eso de izquierda y derecha es puro cuento»

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SERGIO FAJARDO

EX ALCALDE DE MEDELLÍN

Es matemático y profesor, y aunque durante muchos años se dedicó a la docencia en diferentes universidades, estos últimos años lleva sumergido en el mundo política. Fue alcalde de Medellín (Colombia) entre los años 2004 y 2007, y ahora opta a la Gobernación del departamento de Antioquia. Recientemente estuvo en Gasteiz para participar en el I Encuentro Internacional de Urbanismo Sostenible.

Juanma COSTOYA | GASTEIZ

Se levanta despacio de la silla y arrastra una pierna al andar. Pide café solo sin azúcar mientras aclara que en un accidente de bicicleta se rompió la cadera hace meses y que todavía renquea. Pese a ello, la sonrisa de Sergio Fajardo se muestra luminosa y franca. Este Licenciado en Matemáticas por la Universidad de Bogotá y Doctor por la de Wisconsin, fue también subdirector de un periódico antes que alcalde de Medellín (2004-2007). Explica que al acabar su mandato su popularidad rondaba el 80% y la tasa de homicidios de Medellín había pasado de 381 a 29 homicidios por cada cien mil habitantes.

Usted se ha definido como un soñador, un hombre de acción, que afronta retos y piensa ya en el próximo desafío. ¿Con qué se enfrenta en su futuro inmediato?

Ahora mismo mis esfuerzos se centran en explicar mi candidatura a la Gobernación de Antioquia, un departamento de Colombia, cuya capital es Medellín. Tenemos tiempo hasta el próximo 30 de octubre, fecha de las elecciones.

Se presentó a la Alcaldía de Medellín sin ninguna experiencia política previa...

Yo soy un matemático. Nunca antes de la experiencia como alcalde de Medellín tuve un cargo público. Tampoco lo busqué. Si me presenté a las elecciones junto con mi equipo fue porque nos pareció evidente que sin entrar en política uno permanece al margen de la toma de decisiones, se queda meramente en el terreno de la opinión, no alcanza a materializar sus propuestas. Nosotros teníamos algo que proponer y llevar a cabo y es por eso que decidimos competir en unas elecciones.

¿Por qué eligió para entrar en política la Alcaldía de Medellín, en un tiempo en que la ciudad era una de las más violentas del mundo?

La experiencia de Medellín nació como una respuesta ante una situación extrema. La violencia se había enquistado en la ciudad y partía de muy diferentes ángulos, los paramilitares, la guerrilla, y como telón de fondo el narcotráfico, una realidad siniestra que explotó en la ciudad y que contaminó con sus tentáculos a todos los poderes. La corrupción campaba a sus anchas. Al mismo tiempo había un gran potencial creativo, en forma de visiones diferentes, propuestas. Sentimos la necesidad de hacer algo.

¿Cómo empezó a combatir una situación tan extrema?

Es necesario tener unos principios básicos, sólidos, que no se negocian ni se dividen. Quedarse desde el principio al margen de maniobras más o menos turbias no sólo otorga credibilidad sino que facilita las actuaciones propias. Estos principios deben ir acompañados de una total transparencia en la gestión. La lucha contra la impunidad y la corrupción deben ser frontales, sin tregua. El ciudadano debe adquirir confianza en sus gestores. Tiene que ver a dónde van sus impuestos, tiene que palparlo. Nosotros no nos quedamos un peso para fines ajenos a la ciudad y en las obras que se realizaron por todo Medellín poníamos un cartel: `Aquí están sus impuestos'. Al mismo tiempo debe haber también una actuación decidida en contra de cualquier forma de ilegalidad. Garantizar la seguridad de los ciudadanos es fundamental.

Usted ha querido cultivar fama de independiente, de ser ajeno a las formas tradicionales de ejercer la política. ¿Dónde queda la ideología en su forma de entender la vida pública?

Mi ideología son los principios que permiten la transformación de la ciudad. Es cierto que parto de una forma diferente de hacer política. Eso de izquierda y derecha es puro cuento. Las herramientas que ponen en marcha la movilización social ya no son esas. Lo que cuenta ahora es la educación, la ciencia, la tecnología, la cultura. El Estado, la municipalidad en su caso, deben liderar la transformación social con esas herramientas, que son las que nos permiten crear, transformar la realidad, tener una visión distinta y participativa del Gobierno. A mí lo que me interesa es contar con la gente más capaz en cualquier campo y no me parece trascendente de qué vertiente ideológica vengan. Lo único que me interesa es su capacidad de aportar soluciones a los problemas comunes.

Su anterior vida profesional como profesor ¿le ayudó en sus labores al frente de la Alcaldía?

Sí, claro. Ya dije al comienzo de la entrevista que me consideraba un matemático, un profesor. Y gobernar guarda una cierta analogía con esta ciencia. Los matemáticos resuelven problemas por oficio. Para resolver un problema primero hay que comprenderlo a la perfección. Sin duda alguna. Para desarrollar el problema y encontrar la solución hay que avanzar con coherencia, con consistencia. Resolver el problema con garantías contrastando los resultados permite llegar a la fase final, la formulación de un teorema.

¿Qué teorema aplicó a la ciudad en su época como alcalde de Medellín?

A la hora de explicarlo me gusta recurrir a una imagen significativa, la de los jóvenes de la ciudad ante cuyas expectativas vitales se abría una sola puerta: la de la violencia gratuita y el dinero fácil. Esa puerta de entrada al submundo de la marginalidad debe ser estrechada y además deben franquearse nuevas puertas que permitan al joven poder optar, darse cuenta de que hay alternativas más fecundas que las obvias.

En Medellín la única alternativa que tenían las nuevas generaciones eran el negocio rápido del narcotráfico, la delincuencia más o menos organizada, la guerrilla y los paramilitares. Nuestra labor fue la de crear alternativas a la única puerta de entrada al mundo adulto y las herramientas que utilizamos para abrir puertas nuevas fueron las ya señaladas, educación, cultura, ciencia y tecnología. Además estudiamos muchos ejemplos de actuaciones urbanas y municipales a lo largo del mundo, pero no para copiarlos sino para tratar de comprender mejor nuestro propio problema y cómo debíamos afrontarlo. Con esas enseñanzas y el contexto particular de la ciudad de Medellín construimos nuestro propio camino.

No parece una mala teoría, pero ¿cómo se aplica en la práctica?

La violencia lo que hace en una sociedad, en una ciudad cualquiera, lo que hacía en la Medellín a la que nosotros llegamos, era quitar espacios públicos, incomunicar los barrios, hacer que la gente diga `yo allá no voy ni loco', `de noche sólo me muevo en esta calle'... La violencia monopoliza el miedo y también los espacios públicos, los aísla. Lo que hicimos fue romper esta tendencia y para ello creamos espacios públicos de unión, parques, bibliotecas, colegios, escuelas de música, concedimos microcréditos para implantar negocios en las calles...

Con estas herramientas y con una potente educación pública en marcha fuimos capaces de deshacer los sectores cerrados en los que se dividía la ciudad con los ricos atrincherados tras altos muros y con los barrios pobres presa del miedo y la violencia. Nuestro lema fue «Lo más bello para los más humildes', y fue precisamente en los barrios más castigados donde construimos, con arquitectura de gran calidad, estas infraestructuras educativas.

ALCALDÍA

«Yo soy un matemático. Nunca antes de la experiencia como alcalde de Medellín tuve un cargo público. Tampoco lo busqué»

MATEMáTICAS

«Resolver el problema con garantías contrastando los resultados permite llegar a la fase final, la formulación de un teorema»

VIOLENCIA

«Lo que la violencia hace en una sociedad es quitar espacios públicos, incomunicar los barrios, hacer que la gente diga `yo allá no voy'. Monopoliza el miedo»

POLÍTICAS SOCIALES

«Nuestra labor fue crear alternativas a la única puerta de entrada al mundo adulto y para abrir puertas nuevas utilizamos educación, cultura ciencia y tecnología»

«Medellín, la más educada»

Con ese lema, el Movimiento Cívico Compromiso Ciudadano por Colombia cuya cabeza de cartel a la Alcaldía de Medellín era Sergio Fajardo, acaudilló entre 2004 y 2007 una transformación urbana sin precedentes que transformó la estructura social y urbana de la ciudad. Jardines botánicos, parques, bibliotecas, colegios públicos, parques de ciencia y tecnología, centros de salud, canchas deportivas, acondicionamiento de calles y equipamiento urbano, todo, al servicio de un concepto, «devolver la dignidad al espacio urbano».

Se hizo necesario realojar a comunidades enteras, ampliar calles, unir barrios aislados separados por quebradas y decenios de actividad delictiva. Fajardo explica que dejó total libertad al prestigioso equipo de arquitectos que se encargó de la transformación de Medellín. «Nunca les hice una sugerencia. Ellos conocían su trabajo», añade. «Sin embargo, en algunos de los equipamientos, en los llamados parques-bibliotecas, sí pedí expresamente que se instalaran surtidores con agua en los exteriores. En nuestro clima el calor aprieta de firme y donde hay agua siempre hay alrededor niños jugando. Fue una treta para acercar a los más jóvenes a la cultura. Y dio resultado», afirma.

En el año 2009, el premio Doctor Jean Mayer le concedió a Fajardo el galardón a la ciudadanía global otorgado por la innovación y el liderazgo en la creación de una ciudad abierta y habitable. J.C.

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