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Iker Bizkarguenaga Periodista

Sanfermines en libertad

Apenas han comenzado los sanfermines y ya empiezan a causar estragos. Y no me refiero a la salud de los cientos de miles de personas que desde ayer brincan en las calles de Iruñea, porque no se darán cuenta de lo mal que están hasta un par de días después del «Pobre de mí», sino a esta misma columna. Día 1, primera baja. Y a quienes somos de la parte más occidental de Nafarroa nos toca hacer la cobertura. Para eso estamos. Ya llegarán los sanfaustos, ya.

Ayer sentí bastante envidia, no se si sana o insana, y un poco de morriña al ver las imágenes del txupinazo. Han sido muchos años de peregrinación a Iruñea -también a Lesaka-, y estas fiestas han dejado huella, no vamos a negarlo ahora. También sentí satisfacción, al ver las enormes ikurriñas y la banderola de los presos en medio de la plaza del Ayuntamiento. Y algo de curiosidad, por cómo iban a hacer algunos medios, de acá y de allá, para borrar o manipular esas imágenes. Hace unas semanas les cortaron la cabeza a unos cuantos indignados en Madrid, así que hoy nos podemos encontrar cualquier cosa en los quioscos. Envidia, morriña, satisfacción, curiosidad y, por encima de todo, unas ganas terribles de coger la carretera de la Sakana y plantarme en la capital de Euskal Herria.

Sin embargo, esa alegría especial que nos entra a muchos cada 6 de julio, no fue ayer completa, porque a la misma hora en que miles de personas desataban su euforia sanferminera, en Madrid un fiscal pedía cárcel para varios militantes abertzales por su empeño en conducir a este pueblo a un escenario de paz y democracia, y en Cahors policías franceses detenían a un nuevo ciudadano vasco. El mismo día en que Euskal Herria se vestía de fiesta, los estados español y francés tocaban tambores de guerra. Durante todo el verano, serán miles las personas que alcen sus vasos mirando a las cárceles francesas y españolas. Porque en este pueblo sabemos hacer juerga, pero no hemos aprendido a olvidar. Llegará el día en que los Sanfermines sean la fiesta más universal de un país libre, y será gracias a los que hoy nos faltan. Biba zuek!

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