La selectividad -o mejor dicho la prueba de acceso a la universidad, la PAU- ha ido sufriendo ligeras modificaciones en los últimos tiempos. Ya en la convocatoria del año pasado se cambió el tipo de examen a realizar, añadiendo las denominadas «pruebas específicas», y seguirá evolucionando, ya que en 2012 está previsto incorporar las pruebas orales de idiomas. Durante tres días -a partir de ayer- los estudiantes que se presentan a la convocatoria extraordinaria se enfrentarán a un examen que para muchos va a determinar su futuro académico.

Las pruebas que se realizan en los campus de la UPV-EHU comenzaron ayer, a las nueve de la mañana, con el examen de Lengua castellana y Literatura, y culminarán mañana, a las tres de la tarde. En total, son 1.965 los estudiantes de Araba, Bizkaia y Gipuzkoa que tenían opción a presentarse tras no superar la primera prueba, efectuada en junio, a los que hay que añadir otros 28 que han completado un ciclo formativo de grado superior y se enfrentan sólo a la fase específica.

La prueba consta de dos fases: una general y otra específica. La primera tiene por objeto valorar la madurez y destrezas básicas que debe alcanzar el alumnado al finalizar el bachillerato, para poder continuar las enseñanzas universitarias oficiales de grado. La específica, en cambio, sirve a los estudiantes para mejorar la calificación obtenida en la primera y es de carácter voluntario; es decir, depende de los objetivos del estudiante. Los que precisan una nota concreta o elevada para acceder a la carrera deseada se suelen presentar; los más conformistas o los que no buscan una nota elevada, se dan por satisfechos con la prueba general.

Del total de alumnas y alumnos, la mayoría, 1.079, realizarán las pruebas en euskara, mientras que 886 lo harán en castellano.

Por una u otra razón

Entre quienes se presentan a esta convocatoria extraordinaria, hay una amplia causística: desde quien no pudo presentarse a la primera convocatoria porque se no superó alguna asignatura, y ahora trata de sacar la mayor nota posible para alcanzar la nota que necesita, hasta quienes ya han decidido hacer un ciclo formativo de grado superior pero no descartan la posibilidad de, en un futuro, realizar estudios superiores. Éste es el caso de Eduardo Flores, de 18 años, que tiene clara su opción: «Un grado superior de Educación Física y puede que en un futuro aumente mis estudios; por si acaso, hago la prueba.»

Diferente es la situación de una compañera suya a quien, al estar trabajando en un bar, se le ha echado el tiempo encima y no ha tenido el tiempo suficiente para preparar bien el examen: «Fatal, me ha pillado fatal, sinceramente; yo esperaba poder hacer algo, pero con quince días entre una cosa y otra, muy mal», admite. Cuando hablamos sobre cómo encara el periodo de vacaciones, también apunta a su situación laboral: «Me dan lo mismo las vacaciones, estoy trabajando; lo que quiero es aprobar el examen». Apruebe o suspenda, tiene previsto tomarse un descanso cuando finalice las pruebas. Eso sí, no pierde la esperanza de poder estudiar Antropología en la UNED.

«No pierdes nada»

En relación a la prueba específica, muchos estudiantes van a aprovechar esa oportunidad, ya que no pierden nada, les permite mejorar la nota de la fase general y, además, de las cuatro pruebas específicas que realicen sólo se contabilizan las dos en las que mayor puntuación obtengan.

Garazi Atxa, que se presenta a la convocatoria extraordinaria porque dejó colgando unas cuantas asignaturas en mayo, quiere hacer el próximo curso el título de grado en Trabajo Social, en euskara, y con aprobar le basta. Aun así, va a presentarse a las pruebas específicas: «Por si acaso, voy a hacer la específica, que no pierdes nada, de las asignaturas de Matemáticas y Economía.»

Como en cualquiera de las etapas a los estudiantes se tienen que enfrentar a lo largo de su vida académica, en esta también está marcado el día del «examen final». Para ellos es mañana. Después llegarán los momentos de celebración. Hay quien ya ha decidido no perderse las fiestas mundiales que se iniciaron ayer en Iruñea, como Xabier Cid: «Lo primero que voy a hacer es irme a sanfermines; después, disfrutar de las vacaciones y ser feliz». No es un mal plan.