Aunque para disfrutar de la fiesta en Iruñea el atuendo es bien sencillo y asequible, la pelota presumirá hoy de fondo de armario en el Labrit. Sin duda, la cantidad y calidad de pelotaris es la más extensa de la historia de este deporte y así, después del atracón del pasado domingo en Bilbo, hoy se juega otra final, sin tanto bombo ni brillantez, pero con dos protagonistas, Martínez de Irujo y Oinatz Bengoetxea, capaces de mantener el excelso nivel de juego que mostraron Xala y Aimar Olaizola.

Cambian los protagonistas y cambia la distancia pero, a priori, cualidades les sobran al de Ibero y al de Leitza para ofrecer un buen espectáculo a los aficionados, por mucho que los últimos precedentes entre ambos pelotaris no sean los mejores.

Y es que la final del Torneo del Cuatro y Medio de San Fermín de este año es la repetición del de la pasada temporada, en la que el delantero de Ibero se impuso por un contundente 22-8, en una final sin historia.

No obstante, el último precedente individual entre ambos pelotaris es más cercano, del día de Navidad de 2010, cuando se enfrentaron en toda la cancha en la final del Masters Kutxa, con el mismo tanteador pero victoria para Oinatz.

Afortunadamente, el Irujo de hoy en día es mucho mejor que aquel Irujo que afrontó el partido con el depósito en reserva tras la acumulación de partidos y muy justo de manos.

Sin embargo, el descanso le ha sentado de maravilla y el Martínez de Irujo actual ha dejado de sufrir en la cancha para hacer disfrutar. El sábado pasó por encima de Idoate y parece en perfectas condiciones para afrontar un duro verano.

También parece llegar en un gran momento de forma Oinatz Bengoetxea, tras un buen Manomanista y olvidado ya el mal trago de lo sucedido con Xala. El de Leitza entrenó el lunes con Patxi Ruiz, con el que la pasada temporada formó la pareja del verano, y sus sensaciones fueron muy positivas.

En principio, la estrategia de ambos parece muy clara, con Irujo intentando darle velocidad y fuerza a la pelota jugando de aire, y el de Asegarce intentando contraatacar cruzando la pelota y buscando los pies al de Ibero.