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EH Jaietan | Iruñeko Sanferminak

¡Ga, Gari, Garitano!

Aritz INTXUSTA I

El fin de semana robó nuestra voz. Lo que hoy se escucha apenas si son chasquidos de glotis, con algún sonido vocálico aislado y casi inaudible envuelto entre carraspeo y carraspeo. Todos hablamos en tonos de barítono, cuando no directamente con voces de debajo de ultratumba. Nuestro gaznate no aguantó el tabaco de fuera del bar y también el tabaco de dentro. Y resulta que hoy es cuando aparece la canción con la que desgañitarse al estilo Maya. Por una vez, daré gracias a Dios y a la Cope -que son lo mismo, ¿no?- por crear el temón del «Ga, Gari, Garitano» con ritmo de «Panamericano». ¿Habrá mediado San Fermín o se les habrá aparecido Turrillas?

«A la Diputazione Gipuzkoana. Ha arribato el Martino Garitano. Batasunieri e picole elementi. El mío Batzoki está desenfrenato. ¡Ga, Gari, Garitano!». Poesía pura. Y hay más y mejor: «Porta un escudo en su americana. De su fratelo amici, caro Arnaldo. Y va a facheri qui le de la gana. El batasuno de San Sebastiano. ¡Ga, Gari, Garitano!». Al terminar, henchido de orgullo, el locutor lametogas dice que habría que ir al Tribunal Constitucional con un radiocasete para que lo escucharan todos los días los magistrados. Por favor, que vaya. Igual me paso yo también con pañuelo rojo y todo. Si no, también puede pasarse por alguna herriko taberna de Iruñea que, si están rápidas, esto se va a bailar mucho antes de que saquemos las velicas del pobre de mí.

Porque aún queda fiesta. Estamos en el ecuador de esto y hemos superado el finde, mal que bien, dejando por el camino heridos y todo. Hoy es el día en que te levantas y necesitas otro impulso más -una cena, un amigo, una entrada para los toros...- para volver a sumarte la masa.

Porque hoy es el día en que tu estómago te toma la delantera y empieza a dar vueltas, como para avisarte de que tienes que poner una lavadora. Y es bien necesario que sea otra parte del cuerpo la que marque el rumbo, porque la cabeza ha perdido el norte horario. No sabes si esa cosa imposible que viste o hiciste fue ayer, anteayer o, directamente, el año pasado. Es como si todo se hubiera revuelto en el mismo katxi sin fondo. Los díasnoches se difuminan en un maremagno de calles, bares, cerveza y el señor del bombo que parece perseguirte, ése que esta noche amenaza ir detrás tuyo al grito de «¡Ga, Gari, Garitano! A la Guardia Zibile qui le den por saco».

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