EH Jaietan | Iruñeko Sanferminak: bermutean... NEREA PENAREKIN
«Me quedé flipada, un mogollón de gente nos reconoció el día 6»
Natxo MATXIN |
Aparece Nerea Pena a la cita con la puntualidad de un preciso reloj. Tras disfrutar de las primeras jornadas festivas, ha decidido guardar descanso durante la vorágine del fin de semana. Atacará otra vez las calles iruindarras, «ahora que nos quedamos los de casa», avisa. Fiel a la cita del almuerzo del día 6 –organizada por la fisio Amaia Mina, con 27 participantes, y en la que también estuvieron sus compañeras Macarena Aguilar y Carmen Martín–, dos son los lugares fijos en su primer recorrido festivo: la Plaza de los Ajos, «donde siempre echamos un pote» y la Peña Anaitasuna, «a la que vamos muy a menudo».
Un trayecto en esta ocasión agradecido. La iruindarra fue parte activa del subcampeonato europeo conquistado por Itxako y la repercusión mediática de ello se tradujo en el reconocimiento callejero. «Me quedé flipada, un mogollón de gente nos reconocía y, sin ser plastas para nada, muchos querían hablar con nosotras o hacerse una foto. Fue la anécdota del día y la primera vez que nos ocurría algo así», comenta sorprendida.
Es el precio de la fama, que bien utilizada también puede dar sus réditos. Sanfermines –dicen los entendidos– es una buena oportunidad para ligar, aunque Nerea considera que estas fiestas «no son para eso». «Además, asustamos un poco», dice medio en broma medio en serio, al referirse a la envergadura física que gastan. Una planta que también intimida a quienes, amparados en el torbellino de la fiesta, se pasan cuatro pueblos.
«Nunca ha tenido ningún problema y cuando te encuentras alguien así, piensas ‘¡Vaya imbécil!’ y pasas de él», reconoce. Desde luego, no sería muy inteligente colocarse en el camino de un brazo acostumbrado a lanzar con toda la potencia del mundo.
Los sanfermines, en cualquier caso, no son patrimonio de los payasos de turno y sí escenario para vivencias únicas. El “momentico” de la lateral de Itxako «es cuando te juntas con gente a la que hace mucho tiempo que no ves y te la encuentras en los mismos bares. Por ejemplo, algunos antiguos compañeros de clase con los que tienes la oportunidad de volver a charlar».
Eso «y el ambientillo con los de aquí, no hay nada como disfrutar con los de casa», explica Nerea quien, pese a su juventud –apenas 22 añitos–, ya se ha perdido unas cuantas ediciones sanfermineras. «Un año incluso tuve un examen un 7 de julio», todo un sinsentido. Para su suerte, este año tiene toda la libertad festiva del mundo.
