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tour Detrás de las cámaras

Un circo itinerante de proporciones gigantescas

La garantía de cobertura mundial a radios y televisiones requiere de 130 vehículos y kilómetros de cableado.

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Simon VALMARY (AFP) | SAINT-FLOUR

La jornada de descanso de los corredores se convirtió a la vez en día de reflexión para los organizadores, autoridades ciclistas, medios de comunicación... La cantidad de caídas de las nueve primeras jornadas, la escabechina que ha afectado a un buen número de aspirantes al podio, y el colofón de los dos «accidentes» provocados por una moto y un coche en sendos adelantamientos a los ciclistas, han obligado a hacer un alto.

La organización ha pedido más prudencia a los conductores, y ha anunciado medidas más tajantes para la próxima edición. La UCI ha declarado que estudiará los motivos de las caídas, y los ciclistas piden más tranquilidad dentro del pelotón. Pero, quizá, este riesgo vaya asociado a la magnitud del Tour.

Algunas voces se quejaban de que las estrechas carreteras por las que discurre la carrera favorecen estos accidentes, pero desde la organización se señalaba que es imposible que la caravana del Tour pueda desplazarse por carreteras generales, porque su magnitud obliga a cerrar el tráfico durante horas, y el colapso sería inmenso durante el mes de julio al paso de la carrera.

Para hacernos una idea de la magnitud de la carrera, fijémonos sólo en la organización de cada final de etapa, el Santo Grial alrededor del que gira toda la carrera, fruto de un gigantesco montaje para poner en escena el mayor espectáculo deportivo itinerante del mundo.

Todo empieza cada día a las 5.00 de la mañana, a unos 200 kilómetros de la salida, cuando los corredores todavía duermen. Es el momento en que Jean-Louis Pagès, arquitecto de este pequeño pueblo móvil, marca simbólicamente con su tiza el punto de la llegada. A partir de ese momento, 450 montadores se ponen a instalar tribunas, el camión protocolario, una sala de prensa, la zona técnica, las instalaciones eléctricas que necesitan, los aparcamientos para los camiones de logística, y los vehículos de 2.400 periodistas, oficiales de la carrera e invitados, los autobuses de los 22 equipos, las señalizaciones para llegar a cada zona...

Un grupo electrógeno de dos megavatios -«el equivalente a una localidad de 8.000 habitantes», precisa Pagès- lo alimenta todo. En apenas cinco horas todo estará listo para acoger a las 4.500 personas que asisten a cada final de etapa, siguiendo un ajustado guión que está preparado desde octubre del año anterior -cuando se anuncia el recorrido- hasta marzo. «Ya conocemos prácticamente todo el recorrido del Tour 2012, aunque las ciudades que atravesará aún no lo saben», explica Pagès.

«Si un lugar lo merece casi siempre encontramos una solución, pero no podemos «afeitar» una montaña para instalar una llegada. Hay sitios a los que nunca podremos llegar -señala negándose a revelar los nombres de los lugares que han sido descartados-. La primera condición es la superficie disponible: hacen falta unas siete hectáreas para un final de etapa».

Un lugar fácil para perderse

En el corazón de ese espacio se encuentra la «zona técnica», un laberinto de 130 vehículos por donde serpentean kilómetros de cables, donde se concentran las radios y televisiones que retransmiten la carrera a 190 países. Es fácil perderse allí. «Yo ya lo he hecho», explica Alexander Pasteur, comentarista de la cadena televisiva Eurosport que acude al Tour por primera vez.

«Además, -sigue el periodista- ¡muchos camiones jamás se encuentran en la misma plaza!, lo que me ha obligado más de una vez a dar varias vueltas para encontrar el mío. En el Tour, todo está sobredimensionado. Yo he comentado la París-Niza o la Dauphiné, y, a su lado, son carreras de juveniles».

Entre bastidores de este espectáculo se preparan también, en las autocaravanas, los invitados que saldrán a escena para repartir los diferentes maillots de cada día. Una vez finalizado este pequeño momento de gloria, en cuanto se cortan las retransmisiones, comienzan las operaciones de desmontaje.

A las nueve de la noche, los camiones se ponen en marcha hacia el siguiente final de etapa, y a las 5.00 de la mañana siguiente el gran circo empezará a instalarse en otra ciudad...

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