A Mayor Oreja, además de ejercer de gurú de la derecha extrema española sobre la cuestión vasca, se le reconocen poderes sobrenaturales para ver el futuro y goza de un aura de infalibilidad. Desde que recién vaticinó que «veremos a Otegi como candidato a Lehendakari en las próximas elecciones autonómicas», ha desatado una tormenta de verano en los medios más ultras. Y ha puesto a algunos, como diría Almodovar, al borde de un ataque de nervios.

Guillermo Dupuy, obsesionado con el papel que, en la historia de este país, el futuro pueda deparar para Arnaldo Otegi, escribe en «Libertad Digital» sobre el juicio Bateragune y sus implicaciones. Y ya de entrada reitera su posición: «Ya he señalado en un artículo anterior lo absurdo y ficticio que me parece plantear discrepancias entre ETA y Arnaldo Otegi mientras la banda terrorista man- tenga su estratégico "alto el fuego" y el batasuno siga sin condenar ni pedir la inmediata disolución de la organización terrorista». Y a continuación expresa cómo se siente: «mi sensación de farsa ante el caso Bateragune que trata de enjuiciar a Otegi y sus compinches por intentar reconstruir el brazo político de ETA, algo que la banda terrorista ha conseguido, no con Bateragune, sino con Bildu y con el visto bueno del Tribunal Constitucional». Pues miren por donde, a mi también el juicio me produce una sensación semejante.

El obsesivo escriba no va tan lejos como su admirado Mayor Oreja y se toma un tranquilizante al describir los sumarios pendientes de Otegi: «Muchos obstáculos que se le tendrán que levantar a Otegi de aquí y hasta entonces». Con la vista en las elecciones de 2013, y ya Rajoy como Presidente, extraña que siga sin tenerlas todas consigo: «En esos tiempos en los que, al igual que ahora, ETA consideraba que su actividad criminal podía "entorpecer", también vi a un presidente del Gobierno autorizar "contactos con el MLNV"; recuerdo a Aznar y a Iturgaiz (sí a Aznar y a Iturgaiz) pedir "generosidad" a las víctimas del terrorismo».

Y llama a ponerse en guardia: «Habrá que vigilar al Gobierno de Rajoy» para que, sea como sea, Otegi no pueda presentarse como candidato a Lehendakari. En fin, retratan sus miedos y enseñan sus debillidades.