La fiesta protestante del 12 de julio tiñe de violencia las calles del Belfast nacionalista
Soledad GALIANA |
Policía y activistas republicanos hicieron una llamada a la calma en el norte de Irlanda después de una noche de incidentes que finalizó con 22 policías heridos y varias detenciones. La violencia que se desató en Belfast durante la noche del lunes al martes 12 de julio, «día grande» de la fiesta protestante en el norte de Irlanda, en el que las logias unionistas celebran con desfiles, algunos controvertidos al incluir en su ruta áreas católicas, fue sólo el prólogo de los incidentes de esta pasada noche, que se iniciaron en Ardoyne poco después de que una marcha orangista atravesara la zona.
Precisamente durante el día la preocupación se centró en Ardoyne, en el norte de Belfast, un enclave nacionalista que un año más se vio cercado por un operativo de seguridad para permitir el paso simbólico de una banda protestante.
Durante la mañana, sobre las 9 (hora local), el desfile se desarrolló sin incidentes, aunque los residentes nacionalistas expresaron su protesta silenciosa con pancartas que denunciaban a la Policía y a la Comisión de Desfiles, organismo que tiene la última palabra sobre el recorrido de las marchas y que decidió que la banda de música orangista Ligoniel True Blues podía atravesar el área en silencio, sin estandartes ni acompañantes.
La Comisión de Desfiles también impuso restricciones a una protesta del Colectivo de Residentes de Ardoyne, a los que no se permitió acceder a Crumlin Road durante el paso de los orangistas.
Pero poco después de las 19 (hora local), tras el paso de la marcha orangista, comenzaron los incidentes, cuando la policía fue atacada con bombas incendiarias caseras y piedras.
El ministro de Sinn Féin Gerry Kelly expresó su preocupación por la coincidencia entre las dos protestas y, sobre todo, porque la banda orangista ignoró los términos impuestos por la Comisión y, en lugar de en silencio, marchó al ritmo de un tambor y con su estandarte desplegado.
Kelly tachó de «vergüenza» los incidentes del lunes por la noche, en los que 22 agentes de Policía resultaron heridos en East y West Belfast nacionalista. Apuntó que a pesar del gran número de gente presente (la Policía calcula que había unas doscientas personas) fue una minoría que se encontraba bajo los efectos del alcohol la responsable de los ataques, «los mismos que torturan con sus actividades a los residentes durante el resto del año», y agregó que este tipo de acciones son repudiadas por la comunidad nacionalistas.
Robert McClenaghan, miembro de la Asociación de Residentes de Falls Road, en West Belfast, denunció lo ocurrido como «vandalismo». «No hubo provocación... Lo que hubo es un grupo de 100 ó 150 de esos jóvenes enmascarados y armados con bombas incendiarias, palos y piedras», añadió McClenaghan.
Mientras, la Policía investiga la posible utilización de armas de fuego durante los incidentes que coincidieron con el encendido de las hogueras protestantes en la víspera del 12 de julio. En el transcurso de los disturbios se lanzaron cuarenta bombas incendiarias y los servicios de bomberos llegaron a recibir cada 72 segundos llamadas de emergencia requiriendo su asistencia en distintas zonas de la ciudad.