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Bermutean ... MIKEL URMENETAREKIN

«La bebida es como el encierro y las drogas, como saltar la fuente»

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Alberto PRADILLA |
 
Mikel Urmeneta casi no llega a tomarse el kalimotxo. La cita coincide con el paso de los gigantes por la calle Indatxikia y Caravinagre aprovecha la coyuntura para canear al dibujante y fundador de Kukuxumusu. «Me han atizado sin piedad», se queja. Puede que su omnipresencia en sanfermines juege en su contra y el kiliki con peores pulgas quiera castigar a quien ose robarle protagonismo. Aunque seguro que alguno más también se hubiese sumado a castigar a Urmeneta. Ser celebritie en Euskal Herria no siempre es agradecido. Y menos, cuando te conviertes en una especie de renacentista que aparece hasta en la sopa. «Habrá gente a la que le cause hartazgo. Pero me cae bien la gente a la que le caigo mal».
 
Kukuxumusu nació vinculado a sanfermines, «apostando por otra visión que no fuese la de la pandereta y promocionando la cultura vasca». Y aunque Urmeneta reside a medio camino entre Nueva York y Euskal Herria, también tiene la obligación de ejercer de anfitrión. «Traigo a 34 gorrones, soy un tipo solidario». También son legendarias las fiestas que organiza el 6 de julio. «Para las 9 de la mañana ya había puesto el desayuno a base de aceitunas y gintonics», señala. Menú sencillo para 150 comensales. «360 si viene Maiorga Ramírez», bromea.

El anecdotario del dibujante es inagotable. Desde la vez en la que se convirtió en el «cocarnicero» y trinchó varios gramos de estupefaciente en una fotografía para el blog que escribe en el periódico español «El País» y que terminó apareciendo con un cartel de «censurado» hasta esa vez en la que un vecino, miembro del Opus Dei, «me metió la lengua hasta la garganta» en un bar de San Nicolás. También cuando corrió el encierro de la villavesa. «Me pisó un pie». Consecuencias de este desmadre colectivo que, a juicio de Urmeneta, también tiene su parte negativa. «Es como si nos dejasen sentirnos superlibres durante nueve días al año, pero luego la gente vuelve a su vida sedentaria. No se puede olvidar que Iruñea es una ciudad bastante facha», considera. Vivir en unos sanfermines eternos es mas utopía que la de Tomás Moro.

Fiel defensor del movimiento guiri, Urmeneta reivindica actos como el salto de la fuente en Nabarreria con una teoría particular sobre legalidad y moralidad. «Que el encierro esté permitido y que no lo esté consumir cuatro rayas es incomprensible. Para mi, la bebida es como el encierro y las drogas, como el salto de la fuente».

 

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