
Insurgencia m�vil y agresiva, OTAN en retirada; el conflicto afgano se decanta del lado talib�n
La situación en Afganistán está desmontando el relato de los ocupantes con el que quieren presentar su anunciada retirada como un acto honorable. El discurso del progreso y la mejoría de la seguridad sobre el terreno no se sostiene a la vista de los datos, que un día sí y otro también, llegan desde aquel país. La muerte de civiles, atrapados entre ataques aéreos de la OTAN nada selectivos y una «ofensiva de primavera» talibán en pleno apogeo, está en máximos históricos, como ayer dio a conocer un informe de la ONU. Los ataques contra responsables administrativos y tribales del status quo se generalizan y llegan al más alto nivel, como demostró la muerte del «rey de Kandahar» y hermano del presidente, Ahmed Wali Karzai. Las tropas ocupantes sufren bajas diarias y las opiniones públicas domésticas están cansadas de una guerra sin salida, que supone un enorme gasto económico. Con esos elementos la insurgencia talibán cree que el tiempo juega a su favor, que si se quedan desangrarán a los ocupantes y a sus «señores de la guerra» y que si se van, perderán todo lo que han intentado construir. Están demostrando ser una fuerza móvil, agresiva e inteligente, con paciencia para esperar su momento y dar golpes de gracia.