Según la última encuesta realizada por el afín Paco Llera, casi ocho de cada diez habitantes de Araba, Bizkaia y Gipuzkoa confían poco o nada en el Ejecutivo de Patxi López. Sólo un 18% se fía de él. Si dieran un premio al gobierno menos representativo, se lo llevaría de calle. Pero hay más: un 67% de los encuestados siente rechazo por el pacto PP-PSE y sólo los hooligans de Basagoiti lo aprueban mayoritariamente.

Con estos datos en la mano, a cualquiera le entrarían ganas de cerrar el chiringuito y pirarse. Pero, ¡qué va! Según José Antonio Pastor, portavoz del PSE y todo un as ante los micrófonos, los datos reflejan el desgaste que todos los gobiernos están sufriendo a causa de la crisis. No se si luego se fumó un puro.

Precisamente, creo que lo que menos le reprochan sus gobernados a López es el tema económico. Entre que no se le presumía gran destreza, que la crisis es global y que ya está Zapatero para recibir todos los guantazos, la crisis no es la causa de que sólo sus familiares confíen en el de los estudios de ingeniería.

No, la cosa es que el lehendakari es lehendakari porque hizo trampas, lo que ya le quitó unos cuantos puntos de inicio, y que desde que reside en Ajuria-Enea se ha dedicado a meter el dedo en el ojo de la mayoría social. En dos años ha construido una EiTB más sectaria que nunca, y eso que la del PNV lo era un rato; se ha gastado un dineral en banderas españolas; ha cabreado al sector de la enseñanza y al mundo euskaltzale; con él ha venido la selección española y llegará la Vuelta; y ha querido cambiar la historia de este país. La serie sobre la ejecución de Carrero Blanco fue antológica.

Total, que no le quiere ni dios. Y uno se pregunta: si el líder de su partido y todavía hoy presidente del Gobierno español, con unos índices de aceptación menos malos, ha decidido que lo deja para no hacer el ridículo si vuelve a presentarse a unas elecciones. ¿Se atreverá Patxi López a enfrentarse a las urnas?

Seguramente, sí. Es probable que aún no haya captado el mensaje que, a gritos, le está haciendo llegar la ciudadanía. ¿Le dejarán sus compañeros? Eso ya no lo se. Pero quien lidere la plancha del PSE en los próximos comicios probablemente encabezará el tercer grupo de la oposición en el Parlamento. Esa será su herencia. Y entonces saldrá Pastor vendiendo una moto nueva. Porque son unos artistas.