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CRíTICA cine

«Zooloco» Humor en cautiverio

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Mikel INSAUSTI

No tengo nada en contra de Kevin James porque todos los actores cómicos me merecen mucho respeto, pero es que las comedias en las que interviene son rematadamente malas sin excepción, y hasta que no haga reír al público de fuera de los EE.UU. seguirá en la lista negra. Se ha especializado en la variante familiar del género, con un humor infantiloide que funciona en la taquilla de Hollywood gracias al respaldo de su socio y amigo Adam Sandler, quien ha puesto a su disposición para “Zooloco” al sumiso realizador de la casa Frank Coraci. El gancho comercial de la versión original en inglés está en la larga nómina de estrellas famosas que han prestado su voz a los animales de la película, y entre los que se encuentran el propio Adam Sandler, Nick Nolte, Cher o Sylvester Stallone; junto a los cineastas Judd Apatow o Jon Favreau. Para la versión doblada al castellano José Mota se ha multiplicado reemplazando a más de uno de los intérpretes cuyos nombres aparecen sobreimpresionados en los créditos que desfilan por la pantalla.

Resulta difícil de creer que en la elaboración del guión hayan participado oficialmente cinco profesionales de la escritura cinematográfica, cuando podía haber sido firmado por los hijos pequeños de cualquiera de ellos. A falta del más mínimo asomo de ideas nuevas, teniendo en cuenta de que los humanos de la historia se sorprenden de que los animales del zoo puedan hablar, los guionistas recurren a burdas y penosas recreaciones cinéfilas, las cuales tocan fondo con la pugna entre una bicicleta de paseo y un triciclo de niño con el grandullón Kevin James a bordo, inspirada en la carrera de cuádrigas de “Ben-Hur”. En cuanto al nivel de comedia romántica que maneja “Zooloco” basta ver el prólogo en el que al protagonista le da plantón la chica de sus sueños, o cuando pretende provocarle celos bailando torpemente abrazado a una compañera de trabajo afroamericana a los sones discotequeros de Barry White, una Rosario Dawson que sí quiere a semejante patán.

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