El primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, elevó el tono de sus amenazas contra el pueblo kurdo tras la muerte de ocho soldados turcos y un paramilitar colaboracionista kurdo en una emboscada reivindicada por la guerrilla del PKK en Kurdistán Norte.

«Estamos al borde de nuestra paciencia», señaló Erdogan en una comparecencia ante la prensa en Estambul, en la que confirmó que el kurdo muerto era un «guardia rural», fuerza paramilitar armada por Ankara, y que otros once soldados turcos resultado heridos. Preguntado por las medidas que tomará el Gobierno contra la rebelión kurda, el primer ministro se limitó a responder que «las veréis cuando se produzcan».

El ataque tuvo lugar en Cukurca, en la provincia kurda fronteriza con Irak (con Kurdistán Sur) de Hakkari.

El PKK, por boca de su portavoz, Doldar Hammo, reivindicó el ataque, en el que «muchos soldados turcos han muerto en un enfrentamiento que ha durado más de dos horas».

Fuentes del poder ocupante local anunciaron el envío de refuerzos a la zona e informaron de que durante la emboscada estallaron dos minas al paso de un convoy militar.

El 16 de junio, 13 soldados turcos murieron en una emboscada en la zona de Diyarbakir, capital de Kurdistán Norte, en el atentado más sangriento desde octubre de 2008.

Amenazas al pueblo kurdo

Erdogan ha anunciado recientemente medidas militares y policiales contra los kurdos en torno al fin del Ramadán.

Entre ellas se incluiría el envío de fuerzas especiales de la Policía y de soldados profesionales a Kurdistán Norte.