CRíTICA danza

Una carta de amor a todo el mundo

Mikel CHAMIZO

Con este “To the Ones I Love” el coreográfo Thierry Smits dirige una carta de amor «a todas las personas que están involucradas en mi vida, lo que quiere decir que también incluye ¡gente que no conozco todavía!». Una oda al amor en todas sus vertientes y posibilidades, para la que elige, no la enésima canción hortera repleta de lugares comunes, sino música de Johann Sebastian Bach, que puede reflejar, como ninguna, otra todos esos recovecos que se olvidan cuando se canta a este sentimiento tan humano: la fascinación, el descubrimiento, la complejidad, la contradicción, la sensualidad como algo espiritual, elementos que están en la música de Bach y que Smits sabe reflejar y expresar de una manera maravillosa por medio de su coreografía, densa y retorcida como el amor mismo.

Pero lo que más emociona de este espectáculo es, quizá, la firme creencia en que el amor, por muy difícil que resulte a menudo, siempre encumbra al ser humano. Desde la elección de bailarines de piel oscura, algo que parecía una simple elección estética hasta que descubrimos que, según avanzan en la ejecución de la exigente coreografía, el sudor de su piel los va convirtiendo en seres brillantes y luminosos. También el juego de la iluminación y la ropa en torno a colores básicos: rojo, amarillo, verde, azul y rosa, aparentemente algo decorativo pero que ejerce una gran sugestión sicológica en conjunción con las músicas y coreografías que visten. Y la elección de las músicas de Bach, en general de un marcado optimismo. Un precioso espectáculo del que uno salía con renovadas esperanzas.