Fermin Munarriz Periodista
El «relato correcto»
Hay expresiones que producen un escalofrío instintivo al escucharlas. Una de ellas es esa tan recurrente de «lo correcto». Y no lo digo por el acierto del enunciado, sino por el uso perverso que se hace para marcar el límite de lo admisible, de lo oficial, de lo dominante. Una especie de punto final, de barrera que no se puede traspasar en el contraste de ideas o de realidades. Por eso la emplean tanto autoritarios e inermes de pensamiento. Látigo o refugio; no importa si es al calor de lo «políticamente correcto».
Ahora es el lehendakari López quien amenaza con el «relato correcto» de la historia de las últimas décadas en nuestro país, porque con la irrupción de Bildu «peligra la constatación pública de la victoria de los demócratas sobre ETA». Se trata del eje medular de la iniciativa para la paz y la convivencia que presentará en el pleno de política general en septiembre. Como han adivinado ya, la finalidad de tal narración es intentar convencer por imperativo legal de que la exclusiva responsabilidad de la violencia política «corresponde a ETA» y de que la única memoria es la de sus víctimas.
Mal anda el lehendakari si cree sinceramente que esa es manera de sustentar la convivencia. El relato de la historia se podrá torcer, retorcer o mutilar, pero en ningún caso conseguirá hacer olvidarla a quienes la han vivido. Y sufrido. Los sobrevivientes son, precisamente, el problema de López. No hay agravio más humillante que negarle a una persona su sufrimiento, ni más atroz que proteger la impunidad de su agresor. Y eso es lo que pretende hacer el «relato correcto»: un punto final que ignore por decreto la violencia que ha desplegado España en tierra vasca y que no reconozca el dolor causado ni otras víctimas que las acogidas en el relato oficial.
La convivencia no podrá sustentarse nunca en «relatos correctos» y excluyentes de la historia dictados por un efímero gobernante, sino en los pilares universales de superación de conflictos violentos: verdad, justicia, reparación y garantías de no repetición. Un relato coral que abra las ventanas de par en par y deje salir los fantasmas que nos acompañan desde hace tantos años. Algunas personas ya llevan andado parte del camino; a otras ni siquiera se les reconoce su existencia. Y eso tampoco es correcto.