ANÁLISIS I Los fichajes de la Real Sociedad
Bien está lo que bien acaba, pero el proceso merece una reflexión
La Real ha cumplido esta semana con los dos grandes objetivos que se marcaba en el mercado de fichajes al cerrar las cesiones de Vela y Mariga. El sabio refranero recuerda que bien está lo que bien acaba, pero el proceso podía ser el mismo y no venir a la Real ninguno de los dos. Vela y Mariga han fichado por la Real porque ningún club ha presentado una oferta mejor a ellos y a sus clubes. De ser así, no habrían venido y la gestión de Aperribay y Loren sería igual de buena o de mala.
Joseba ITURRIA
En el fútbol todo se valora en función del resultado. En pocos días se ha pasado en el entorno de la Real de tildar de inútiles a sus responsables deportivo e institucional, Loren y Jokin Aperribay, por su gestión con los fichajes, a situarlos en los altares por fichar a Vela y Mariga, cuando la valoración del proceso debería ser la misma aunque a última hora no hubieran llegado.
Vela y Mariga han fichado por la Real porque ningún club ha presentado una oferta deportiva y económica mejor a ellos y a sus equipos, que se han encargado de dilatar el proceso lo máximo para que así fuera. Si Tottenham y Lyon entran con un mínimo interés en la puja por Mariga no estaría en la Real, por mucho que se transmita lo contrario, porque superarían la oferta blanquiazul.
Lo mismo sucede con Vela. Y la gestión de Aperribay y Loren sería igual de buena o de mala. Es una reflexión que cabe realizar porque, igual que ahora hay ilusión y tranquilidad en el entorno del club, el escenario sería muy distinto si clubes más poderosos al final quieren a Vela y Mariga.
La Real ha arriesgado demasiado y le ha salido bien. Pero para el futuro, si tiene dos puestos que quiere reforzar sin dinero para hacer grandes ofertas, es mejor cerrar antes una de ellas. Si la Real llega a fichar a Barkero en junio -como estuvo cerca de hacer-, y en julio contrata al mejor jugador a su alcance para una de las dos peticiones de Montanier, se habría liberado de mucha presión para cerrar la segunda. Por mucho que se haya transmitido lo contrario desde el club, el tiempo ha corrido en su contra.
Pero la afición, que se alegra del nivel de las dos incorporaciones, debe asumir ese riesgo. Si se quiere aspirar a ese tipo de jugadores habrá que esperar hasta el final, con riesgo de que no vengan, y cuanta menor sea la presión a la que se someta al club, mejores serán las condiciones en que serán fichados.
Es lo único que se le puede criticar a la Real, que ha lanzado mensajes equivocados. Cuando la gente empezaba a asumir las limitaciones económicas, es un error transmitir que se puede destinar seis millones a un fichaje cuando se cuentan con los dedos de una mano los equipos de la Liga española que han destinado a traspasos más de lo que han ingresado por ventas. También se ha podido leer que la Real podía garantizar a Muntari 2,5 millones anuales netos de ficha, y luego Loren decía que los jugadores pretendidos estaban dispuestos a venir por la mitad de lo que cobran en sus clubes.
La Real no puede pagar eso a un jugador -el mejor pagado cobra unos 1,5 brutos-, porque explota toda la tabla salarial el año en que debe afrontar renovaciones importantes como las de Zurutuza y Prieto, que acaban contrato en 2013. Y ningún jugador vendrá a la Real perdiendo ese dinero. Se crean expectativas que luego se vuelven contra el club.
Lo más importante es mantener a los mejores jugadores y destacar que mientras el resto de los doce clubes de la misma Liga -hay otros ocho que económicamente están a un nivel muy superior- deben desprenderse de sus mejores jugadores y no tienen dinero para sustituirlos, la Real conserva a todas sus piezas básicas. También a Griezmann, al que no se le debería mejorar el contrato por lo que ha dicho, sino por lo que haga en el campo. Es más importante mantener que fichar. Si la Real es capaz de conservar a los jugadores de calidad su futuro es halagüeño, y para ello es mejor destinar el dinero a sus fichas y no a traspasos.
Por eso la fórmula de las cesiones es buena para incorporar jugadores con contrato. Para algunos es pan para hoy y hambre para mañana. Pero que en una plantilla de 24 haya dos o tres cedidos es recomendable. El mañana lo tienen que garantizar los mejores jugadores de casa, y para el presente es bueno fichar jugadores por un año -si es con opción de compra mejor-, en dos puestos en los que hay jóvenes de la cantera con buena proyección. Pagar un traspaso implica un riesgo importante, porque el fichado puede no rendir y porque la Real puede bajar sin opciones de asumir su ficha y la amortización de los fichajes en Segunda. Además, que un club quiera ceder a un jugador es buena señal, porque es el que más información tiene sobre él.
El año pasado todo era felicidad por el traspaso de Llorente, y ahora se piensa que el Villarreal era conocedor de sus problemas de espalda a la hora de venderlo. Si Arsenal e Inter ven con buenos ojos la cesión de Vela y Mariga es porque tienen confianza en ellos, y eso es positivo. Y los dos responden al perfil de lo máximo a lo que puede aspirar la Real. Son cesiones caras, pero no suponen un mayor riesgo económico.
Las dos incorporaciones responden al ideal de buscar pocos jugadores que marquen la diferencia y aporten lo que no ofrece Zubieta. Es bueno que sólo hayan llegado dos tras probar y confiar en jugadores de la cantera que se han ganado, al menos de entrada, la confianza de su técnico. Porque la Real no sólo ha mantenido a sus mejores jugadores y ha fichado a dos con un buen perfil. Si Illarramendi e Iñigo Martínez se consolidan en el once, y Pardo y Cadamuro cuentan en la plantilla, serían otros cuatro refuerzos, y seis si Montanier confía en dos jugadores de gran talento como Elustondo y Agirretxe y éstos responden.
La Real no debería fichar más jugadores y así dar confianza al grupo actual. Joseba Llorente, Imanol Agirretxe, Diego Ifrán y Carlos Vela -con las opciones de Kenan Kodro e Iker Hernández en el filial- merecen que no se fiche a ningún delantero centro. Se transmiten dudas para los laterales, pero los cuatro tienen margen de progresión, y Mikel González es una buena alternativa si Demidov e Iñigo Martínez se consolidan como centrales titulares. Esa opción debía haber llevado a Montanier a mantener a Labaka. Uno echa de menos en la plantilla al azpeitiarra y Barkero.
Se ha pasado de dar demasiada importancia a la experiencia a concederle muy poca. Dentro del modelo ideal de la Real es importantísimo que haya generaciones de tres-cuatro canteranos que asuman la responsabilidad de que el vestuario sea lo que ha sido casi siempre. Aranburu y Llorente quedan como los veteranos de la plantilla con sus 32 años, sólo seis jugadores tienen más de 25, y tener más jugadores experimentados de casa, aunque jueguen menos, que sepan llevar los malos momentos y mantener unido un buen vestuario, es fundamental. Porque hay mucha ilusión ahora, pero no es fácil de inicio desarrollar un estilo de Montanier que rompe con el pasado, el calendario no ayuda con el Barça como primer visitante a Anoeta, y tener jugadores que transmitan tranquilidad y experiencia al grupo es importante para los momentos difíciles.