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El gobierno de Brasil denuncia situaciones «análogas a la esclavitud» en un proveedor de Zara

No es oro todo lo que reluce. El Gobierno de Brasil ha detectado vulneraciones de derechos laborales en proveedores de Zara. El Grupo Inditex, propietario de esta marca, asegura que ya ha tomado cartas en el asunto para evitar que se repitan situaciones similares.

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EUROPA PRESS

El Ministerio de Trabajo de Brasil ha emitido 52 actas de infracción de normas laborales en talleres de confección que trabajan para un proveedor de Zara, cadena propiedad del grupo Inditex, después de que catorce trabajadores bolivianos y uno peruano fueran localizados en una situación «análoga a la esclavitud» en dos locales en el norte de Sao Paulo. Entre otras irregularidades, se constataron «jornadas de trabajo excesivas, servidumbre por deudas y una precaria situación higiénica», según informó el periódico «Jornal Do Brasil», citando declaraciones del subsecretario de la Inspección de Trabajo del Gobierno brasileño, Renato Bignami. Los quince trabajadores recibirán una indemnización de 150.000 reales (unos 65.000 euros).

Las investigaciones comenzaron a finales de junio, cuando los inspectores localizaron a 52 personas trabajando también en condiciones degradantes, tras lo que pasaron a investigar toda la cadena productiva de Zara. En una entrevista difundida por el periódico brasileño «O Globo», y recogida por Europa Press, la auditora del Ministerio de Trabajo brasileño Juliana Cassiano señaló que Zara tiene «fallos serios» en el seguimiento de sus proveedores y que los casos inspeccionados no son aislados. De acuerdo con la investigación, al menos 33 talleres vinculados a la marca estarían en la misma situación en la región.

Inditex: «Tolerancia cero»

Tras conocerse las denuncias, el Grupo Inditex - que además de Zara posee las marcas Pull & Bear, Massimo Dutti, Bershka, Stradivarius, Oysho, Zara Home y Uterqüe, con 5.154 establecimientos en 78 países-, señaló que su proveedor ha asumido la totalidad de las compensaciones económicas a los trabajadores, al tiempo que corregirá las condiciones laborales para situarlas al nivel en el que se encuentran las instalaciones auditadas y aprobadas por las inspecciones correspondientes de Inditex.

El grupo fundado por Amancio Ortega cuenta en Brasil con unos 50 proveedores estables, que suman más de 7.000 trabajadores. Según la multinacional, su sistema de auditoría social permite asegurar que las condiciones de trabajo en este país sudamericano, con una producción de varios millones de prendas cada año, «tienen un nivel general óptimo». El grupo realiza anualmente más de mil auditorías a proveedores en todo el mundo para asegurar el cumplimiento de su Código de Conducta y, en aquellos casos en los que identifica algún incumplimiento, pone en marcha «planes de acción correctivos».

En este caso, ha urgido al proveedor a que subsane de forma inmediata la situación creada con la subcontratación del taller en el que fueron identificados los quince trabajadores no regularizados «sin el conocimiento» del grupo. La compañía subrayó que se trata de una acción que atenta contra su Código de Conducta para Fabricantes y Talleres Externos, que el proveedor había asumido contractualmente y hacia la que el grupo tiene «tolerancia cero». Añadió que reforzará la revisión del sistema de producción tanto de este proveedor como del resto de empresas en Brasil, para garantizar que no vuelva a producirse un caso como éste.

«Bueno, pero mejorable»

Desde el ámbito sindical, Isidor Boix (CCOO), miembro de la directiva de la Federación Internacional de Trabajadores de Textil, Vestimenta y Cuero (ITGL WF, por sus siglas en inglés), reclama a Inditex un mayor control, aunque reconoce las dificultades que ello supone dado el volumen del grupo. Boix considera «bueno» el sistema de auditoría que aplica la multinacional para controlar los 1.500 talleres que trabajan para el grupo, pero remarca que las inspecciones «no pueden llegar a las relaciones laborales».

Por ello estima que «la mejor auditoría es que haya control sindical desde el país». La ITGL WF lleva más de dos semanas trabajando con Inditex en el problema de vulneración de derechos detectado en Brasil, después de que la multinacional se pusiera en contacto con la organización. «La responsabilidad de Inditex es garantizar que el código de conducta se aplica bien», apunta Boix.

 

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