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¿Se agota la cantera de porteros vascos?

Probablemente es una de ésas preguntas del millón, que no tiene una única respuesta. En unas décadas, las porterías de la mayoría de escuadras del fútbol estatal de élite han pasado de ser defendidas por porteros vascos a apenas encontrar su rastro.

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Mario GARCÍA

Hubo una época, hace ya algún tiempo, en la que los porteros vascos se repartían a lo largo y ancho de la geografía estatal. Nada más y nada menos que 26 en una misma temporada, entre Primera y Segunda División. Hay quien dice que la habilidad la adquirían en los torneos playeros o en los frontones vascos, donde aprendían a prever el bote y los efectos de la pelota mejor que ningún otro guardameta en su hábitat. En la década de los 70 y 80 las plantillas estaban pobladas de ellos, sin que nadie supiese decir a ciencia cierta la razón.

La tradición dicta que el guardameta vasco era un portero de garantías, curtido en mil batallas y, quizá, el bote de la pelota en el frontón, o el del balón en la siempre irregular arena de playa, le proporcionaba ese plus de reflejos que necesitan los guardametas. Con semejante bagaje, ¿quién puede explicar ahora el declive de estos cancerberos? Hasta en la Real Sociedad, cuna de los mejores, hace tiempo que abogan por guardametas de fuera. ¿Han pasado de ser los más buscados a los menos deseados? ¿Será que hoy los niños ya no juegan como antaño?

La preparación del portero ha mejorado sobremanera, indudablemente, y en parte ha contribuido a elevar el nivel de los demás. Hoy no es necesario tener el carnet de una provincia para ser mejor portero. El `label' de calidad del portero vasco se agota y, exceptuando el Athletic de Bilbao, donde por norma tienen que ser de la tierra, en el resto de equipos de Primera y Segunda se surten de todas las nacionalidades. La mejora de los entrenamientos y los preparadores específicos explican parte de este cambio.

Mejores condiciones pero menos porteros

Sin menospreciar a los demás -ya que buenos porteros ha habido en todas las épocas-, el portero vasco siempre tenía, a ojos vista, otra cosa, otro status, eran los más deseados en la mayoría de los equipos... Su anticipación y colocación era exquisita en esos personajes casi siempre vestidos de oscuro, arqueros sobrios y de enjundia, que lo normal era que aportaran en sus equipos. Porteros así proporcionaban puntos y campeonatos. Con este bagaje, era difícil que no se fijaran en ellos, y acabaran pasando de sus equipos de toda la vida a las grandes formaciones.

¿Qué hay que hacer para recuperar esta tradición? No es por falta de afición, ya que en los clubes modestos (y en los no tanto) cada vez hay más niños que se enfundan los guantes y disfrutan de ello. ¿Puede ser que antaño, el mal tiempo característico del norte, los terrenos de juego y el típico barro, hicieran porteros más curtidos que los de ahora, que disponen casi siempre de buenos terrenos de juego y mejores materiales?

El responsable de una de las mayores desbandadas y epopeyas, causante de que una ingente cantidad de porteros se repartiera a lo largo y ancho de la península, fue uno de los mejores de todos los tiempos... El gran Iribar, el Chopo, hizo que varios de los suplentes que tuvo en el Athletic emigraran a otras latitudes a demostrar su valía, ya que su larga sombra no les dejaba crecer como porteros. En el Athletic, Iribar, y en la Real otro elevado a la categoría de mito, de los más grandes, Arconada. Es ley de vida que en el puesto más cuestionado de un equipo, si alquien funciona, ¿para qué cambiar?

Si tiramos de hemeroteca, 12 porteros vascos en Primera, y 16 en Segunda, se enfundaban las camisolas de sus equipos en los 70 y 80 (según un reportaje de la época publicado en «El Mundo Deportivo»): Artola, en el Barcelona; Arconada y Pedro Mª Ochotorena, en la Real; Deusto (recientemente fallecido), en el Hércules; Iribar, Zaldua y Cedrún, en el Athletic; Gorospe, del Burgos; Urruticoechea y Echevarría, en el Español; y Zubeldia e Irazusta, en el Zaragoza.

En cuanto a la Segunda: Burgueña, en el Málaga; Zamora ,en el Terrassa; Aizpuru, Meléndez y Gómez, en el Baracaldo; Marro, en Osasuna; Garmendia y Basauri, en el Alavés; Esnaola, en el Betis; Izcoa, en Granada; Aguinaga, en el Jaén; Urrutia, en el Valladolid; y Cendoya, en el Almería. Eso sin meternos en el berenjenal de Segunda B, donde también había una gran cantidad de porteros vascos. Como se puede comprobar, un tercio de los guardametas eran criados aquí.

De 12 a 4 porteros en Primera

¿Y qué decir de la selección española? Hasta un total de 49 han sido los porteros que ha utilizado para defender su portería desde el 28 de agosto de 1920 -fecha del primer encuentro de la selección española-, hasta la actualidad. Casi la mitad de ellos procedía de esa inagotable cantera vasca, que tantos y tantos buenos porteros ha proporcionado al fútbol estatal a lo largo de todas las épocas.

Dos de ellos llegaron incluso a participar juntos en un mismo campeonato -Arconada y el malogrado Urruti-, y Zubizarreta es quien ostenta el récord absoluto de internacionalidades, con 126 -aunque Iker Casillas está a punto de igualarle-. Hoy en día un madrileño, Casillas; un catalán, Valdés; y un andaluz, Reina -los tres grandísimos porteros-, defienden la portería española.

En cuanto a la temporada pasada, la 2010/11, sólo seis porteros vascos se han alineado en Primera: Gorka Iraizoz y Raúl Fernández-Cavada en el Athletic; Asier Riesgo en Osasuna y Zubikarai en la Real Sociedad (que ni han debutado este año); y Aranzubia en el Deportivo y Unai Alba en el Hércules (ambos en clubes que han descendido).

En Segunda, la cosa aún fue peor, ya que sólo hubo tres guardametas: Oier Olazabal en el Barça -alternó el banquillo del primer equipo con el del B, donde la mayoría de partidos los jugó Miño-; Goiria en el Betis -donde tampoco jugó demasiado este año-; y Lafuente en el Numancia, donde está llegando al final de su carrera sin jugar apenas.

¿Y qué podemos contar de la presente temporada 2011/12? En Primera no ha mejorado la nómina. Solamente cuatro equipos cuentan con metas vascos en sus filas: el Athletic (Gorka Iraizoz y Raúl Fernandez-Cavada); el Betis (Goitia -que permanece en el equipo sólo por la lesión del supuestamente titular-); Osasuna (Riesgo, que tiene todas las papeletas para no salir del banquillo); y la Real (Zubikarai, que también lo tiene harto difícil con Bravo). ¿Y en Segunda? Pues Oier en el Barça B; el ex león riojano Aranzubia en el Depor; el navarro Saizar en el Guadalajara; el bilbaíno Jon Villanueva en el Valladolid... ¿Cómo podríamos rehabilitar la cantera de porteros vascos? Si alguien lo sabe, espero su respuesta...

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