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ARANTZA EZENARRO | Soprano

«Ser cantante de ópera es cuestión de tenacidad y de no tirar la toalla»

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Mikel CHAMIZO | DONOSTIA

No es la primera vez que Arantza Ezenarro actúa en la Quincena Musical, aunque sí será la primera vez que se enfrente a un recital en solitario. Será el jueves en el Palacio de Insausti de Azkoitia, donde cantará obras de Scarlatti, Händel, Rossini, Donizetti, Strauss y Guridi.

Mi primer contacto con la música y con el canto fue a través de coros, canté en varios de ellos. Después estudié solfeo en la escuela de música, y allí un profesor, Javier Santacana, comenzó a dar clases de canto a algunos chavales. Con él comenzó todo a perfilarse, pues me vio con talento y posibilidades y me animó a seguir cantando. Santacana me ayudó a dar los primeros pasos en la técnica vocal, iba evolucionando bien y la voz sonaba cada vez mejor, así que decidí estudiar la carrera de canto y me fui a Madrid, a estudiar con Carmen Rodríguez Aragón. Estuve con ella cuatro años y, al terminar, me vino la posibilidad de realizar un postgrado en Alemania.

Hoy por hoy soy una soprano lírico-ligera, aunque mi voz tiene un color ligeramente más lírico que ligero. Aunque poseo el agudo y el sobreagudo, la zona central y los graves tienen bastante peso. Supongo que con el tiempo, y si todo va bien, mi voz tenderá a ser la de una soprano lírica, pero estos últimos años he hecho papeles de lírico-ligera, como Adele de «El Murciélago» u Oscar de «Un ballo in maschera». Le van bien a mi voz y me encuentro a gusto cantándolos, pero poco a poco voy cogiendo papeles más centrales, como la Fiordiligi del «Così fan tutte» de Mozart.

Canto tres piezas que son una muestra representativa de lo que será del programa del jueves. Primero un aria barroca muy conocida, de la ópera «Alcina» de Haendel, el «Tornami a vagheggiar». Después cantaré un lied de Richard Strauss, un autor que he trabajo mucho en mis años en Munich y, ésta en concreto, es una canción muy amena y bonita de escuchar. Por último, he escogido una canción de Guridi, que me hace mucha ilusión porque es uno de nuestros autores más representativos.

En realidad es mi cuarta colaboración con la Quincena. Anteriormente había hecho un par de roles pequeños en producciones de ópera, un concierto con órgano... pero sí, este año tengo un poco más de protagonismo y además, la ilusión de poder cantar en mi ciudad y delante de mi familia y amigos.

Desde luego que intentaré llegar hasta donde pueda, y con eso me refiero a escenarios de primera línea, ¡por qué no! Es cuestión de tenacidad y de no tirar la toalla, probar cosas y que te escuche mucha gente. Ahora me voy a Dresde, un teatro muy importante que hace coproducciones con los principales centros de ópera de Europa. Allí hice Adele y ahora hago la Barbarina de las «Bodas de Fígaro». Es cierto que, por circunstancias de la vida, estoy haciendo más óperas que conciertos, pero no descarto el que sean compatibles. El año pasado canté un «Exultate, Jubilate» de Mozart con Víctor Pablo Pérez en Galicia y fue una experiencia muy buena para mi voz. Viene bien compatibilizar y, en ese sentido, no me cierro puertas.

Son muchos. De las divas de otras generaciones, están Mirella Freni, Montserrat Caballé, María Callas... de las que todavía se puede aprender tanto. De las actuales, Angela Giorgiu me gusta especialmente, tiene una voz musical pero también muy dramática e intensa. La escuché por primera vez cantando un «Requiem» de Verdi y quedé prendada. Es una de las voces que más me han marcado.

METAS

«Intentaré llegar hasta donde pueda, y con eso me refiero a escenarios de primera línea, ¡por qué no!»

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