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Cuatro días de carreras y porrazos por lascalles deMadrid

Benedicto XVI se ha apuntado un rotundo éxito con su visita a la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) de Madrid. Pero, al mismo tiempo que el Pontífice repartía consejos sobre la castidad o instaba a los jóvenes a enrolarse al sacerdocio, un número indeterminado de personas ha resultado herida por las cargas policiales. Los porrazos de los agentes han marcado la agenda alternativa a la cita religiosa.

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Alberto PRADILLA

La Policía se ha pasado. Yo mismo he visto cómo golpeaban a mucha gente sin motivo». David Sprang, de Durban (Sudáfrica), es un joven profesor de 24 años al que le tocó enfrentarse con las cargas policiales de Sol. Y eso que él no es un manifestante laico. Sprang llegó a Madrid junto a su compañera, Sheniece Linderorn, para participar en la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ). Caminando por la zona de Jacinto Benavente, se encontró con las protestas, las carreras y las agresiones de los agentes. Y reconoce que la actuación policial fue «injustificada». Con Benedicto XVI ya en el Vaticano, es momento de hacer balance. Y a la capital del Estado español le costará olvidar cuatro días marcados por la impunidad policial. Hasta los propios agentes han anunciado que investigarán lo ocurrido. Aunque ésta sólo parece garantía de que no se castigará a nadie. Lo que está claro es que, como reconoce, apenada, Linderorn, «estas jornadas se recordarán también por las manifestaciones y la acción de la Policía».

«No sabemos cuántos heridos se han registrado, han cargado todos los días desde el miércoles. Todavía está saliendo gente nueva que nos cuenta que fue golpeada», relataba ayer a GARA una joven integrante del movimiento 15M. Como muchos de sus compañeros, prefiere no identificarse. «Mañana celebraremos una asamblea para hacer recuento y preparar las próximas acciones», explicaba.

El sábado, cuando los cientos de miles de peregrinos se habían desplazado a Cuatro Vientos y Madrid recuperaba algo de normalidad, la Policía Municipal terminó cargando en el centro de la ciudad. Cuarta jornada consecutiva en la que los agentes irrumpen a porrazos en unas plazas abarrotadas, provocando al menos un herido, que tuvo que ser atendido con una brecha en la cabeza.

La Policía española ha tomado Sol y las calles aledañas desde hace cinco días. Entonces, los agentes reventaron una manifestación laica (que contaba con permiso de la Delegación del Gobierno) después de que un grupo de jóvenes ultraconservadores tratase de boicotear la marcha. La consigna era dejar hacer a los peregrinos y controlar a cualquiera que pudiese ser sospechoso de participar en una protesta. Las cargas han provocado más manifestaciones, esta vez ya sin permiso, y éstas han sido respondidas con más golpes. Otros actos, como la vigilia laica celebrada el sábado en la plaza de Oriente, han transcurrido sin incidentes.

Los porrazos han estado dirigidos hacia una estética determinada «con rastas y mochila», especificaba el walkie de uno de los uniformados que vigilaban el sábado los alrededores de Sol. Los cordones policiales instalados en esa zona se han convertido en pasos infranqueables para cualquiera que no vistiese hábitos o, en su defecto, el merchandising de la JMJ. A pesar de ello, la Iglesia y sus medios afines han tratado de vender una imagen de persecución religiosa. Es cierto que el ambiente estaba enrarecido y que algunos de los peregrinos han sido increpados. Aunque a la mayoría, como la boliviana Aleida Lisarazo, sólo les ha llegado el rumor. «Nadie me ha dicho nada, pero nos han recomendado que tengamos cuidado en las aglomeraciones», indica.

Internet ha sido, en esta ocasión, la herramienta utilizada para desenmascarar los abusos policiales. El vídeo en el que se ve cómo varios agentes rodean y golpean a una joven y, posteriormente, a un fotógrafo que registraba la instantánea se ha convertido en el símbolo de la represión provocada por la visita pontificia.

El trato sufrido por los medios de comunicación ha sido otro de los elementos más relevantes. Al menos cuatro periodistas han denunciado haber sido retenidos por los agentes, amenazados o golpeados. Incluso la Asociación de la Prensa de Madrid ha exigido una investigación.

No son los únicos. El ministerio de Interior español ha abierto una investigación, aunque suena más a estrategia electoral del ya candidato, Alfredo Pérez Rubalcaba, que a verdadera intención de castigar a los agentes que sembraron el caos en el centro de Madrid. También los promotores de la marcha del miércoles quieren denunciar los excesos policiales, el origen de estos cuatro días de carreras. Como ya avanzó a GARA el presidente de la Asociación Madrileña de Ateos y Librepensadores, Luis Vega, durante las próximas semanas anunciarán sus iniciativas. Además, falta por ver cuál será la reacción del 15M, que confiaba en un agosto soporífero, pero que se ha visto reactivado con las movilizaciones laicistas, que oficialmente no apoya pero a las que han acudido representantes de todas las asambleas de barrios.

INTERNET

Internet ha sido la herramienta utilizada para desenmascarar los abusos policiales. Un vído colgado en YouTube se ha convertido en símbolo de la represión provocada por la visita del Papa.

Benedicto XVI apunta a Río de Janeiro e insiste en su defensa de la castidad

Era un secreto a voces. La próxima edición de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) tendrá lugar en Río de Janeiro (Brasil). De este modo, la ciudad brasileña toma el relevo de Madrid para organizar el gran acto de masas juvenil de la Iglesia católica. Ayer, el Pontífice cerró los fastos de Madrid con una multitudinaria misa celebrada en el aeródromo de Cuatro Vientos. Ante cientos de miles de personas (millón y medio, según la organización), Ratzinger insistió en el mensaje que ha marcado durante la última semana y dio a los jóvenes dos opciones: casarse o enrolarse en el sacerdocio. A.P.

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