Figuras importantes de la oposición siria, reunidos durante cuatro días en Estambul, anunciaron ayer la creación de un «Consejo Nacional' destinado a coordinar su lucha contra el régimen de Bashar al-Assad.

Sus promotores anunciaron que el consejo agrupa en su seno a representantes de la oposición tanto del interior como del exilio y concretó que en el plazo de dos semanas elegirá a su dirección y aprobará sus estatutos de funcionamiento.

La Unión Europea adoptó ayer una nueva serie de sanciones contra el régimen sirio, entre las que destaca la congelación de bienes y rechazo de visados a 15 empresas y cinco personas cercanas al régimen.

La UE ya había adoptado sanciones contra Siria, inicialmente contra 35 ciudadanos, incluyendo el presidente Bashar al-Assad y ca uatro empresas, así como un embargo de armas.

También la ONU condenó ayer la represión del régimen sirio de las manifestaciones de la oposición y aprobó, pese a los votos en contra de Rusia y China, el envío urgente a Siria de una comisión «independiente» que investigue posibles crimenes contra la humanidad. La Comisión de Derechos Humanos de la ONU le encarga asimimo el mandato establecer los hechos y circunstancias que llevaron a esas presuntas violaciones e identificar a los eventuales responsables.

La UE y EEUU destacaron públicamente el «amplio respaldo» recibido por la resolución, que busca incrementar la presión sobre el régimen de Bashar al-Assad, aunque fuentes diplomáticas no pudieron ocultar su decepción por el contundente rechazo de Cuba, Ecuador, Rusia y China, los últimos dos con derecho a veto en el Consejo de Seguridad de la ONU.

El embajador de Siria ante la sede de la ONU en Ginebra, Faisal al-Hamwi, manifestó que la resolución es un texto «político y desequilibrado al cien por cien» y consideró que «envía un mensaje erróneo sobre su país».

Pekín pidió «máxima moderación» en Siria, después de que se aprobará la resolución. «China está siguiendo con atención el curso de los acontecimientos y pide a todas las partes de Siria a ejercer la máxima moderación y evitar la violencia», dijo el Ministerio de Exteriores.

La ofensiva de la llamada «comunidad internacional» coincide con el asalto final de los rebeldes libios contra el régimen de Gadafi. Al margen de las diferencias entre ambos escenarios, se hace difícil no ligar las posiciones de los distintos actores internacionales con lo que ocurre en Trípoli.