El PNV está nervioso y no debe perder la calma, ni la cordura. Iñigo Urkullu dijo recientemente que la autodeterminación era cosa del pasado, descalificó la propuesta de suma abertzale para el 20-N con el argumento de que era otra jugada de la izquierda abertzale para «enredar al país», su partido ha justificado esa posición con términos de una dureza inexplicable -llamó a Bildu coalición de «opusdeístas» y «marxistas-leninistas»- que se desacreditan por sí solos. Ayer, en una ciaboga de reposicionamiento preelectoral, anunció que quiere incluir el derecho de autodeterminación en la Constitución española. Y prepara ya una intrascendente enmienda aprovechando la reforma constitucional exprés que PP y PSOE promueven. Repite estériles esquemas. Sin acumular fuerza en este país y sin una oferta nacional y compartida ante la unánimemente aceptada como inevitable segunda transición española, ese juego no le da más perfil abertzale ni tampoco más credibilidad.

El desastre económico español ha agudizado su crisis política, de modelo territorial, ha deteriorado las instituciones del Estado y ha degradado irremediablemente su nivel democrático hasta una situación de cuello de botella. El Estado, hoy, se presenta ante este país sin oferta política creíble: tiene represión, amputa las ya limitadas competencias autonómicas, recorta derechos sociales... pero no proyecta fortaleza, ni genera adhesión. Hoy, coyuntural y estructuralmente, la debilidad del Estado es manifiesta y ofrece oportunidades que no pueden ser desaprovechadas. Y, para ello, la asignatura pasa por hacer y generar condiciones primero en este país y, luego, arrancar soluciones razonables y definitivas en el vecino.

Ahora es el momento para un gran acuerdo de compromiso histórico, con el concurso de todas la culturas políticas del país, articulado con coraje sobre la convicción de que Euskal Herria es una nación y que corresponde a su ciudadanía determinar libre y democráticamente su futuro, sin más límite que el cielo y la tierra. Nadie debería defraudar esa aspiración mayoritaria y tan sentida.