Las huelgas de futbolistas tienen siempre una incomprensión generalizada porque se conocen más a los jugadores multimillonarios de la élite que a la clase de tropa de categorías inferiores. Además, esta huelga se produce debido a una situación de descapitalización extrema que sufren los clubes de fútbol de las ligas españolas por la malísima gestión de sus irresponsables directivos, algo que es un secreto a voces, pero que un día de estos estallará y algún gobierno tendrá que poner dinero para seguir con el espectáculo que tantas tensiones sociales canaliza.

La Liga viene con novedades en los horarios, es decir con una ampliación de franjas horarias para copar con el fútbol todo el fin de semana, con cambios en la estrategia de las cadenas, salidas y entradas de comentaristas, producto probablemente de ajustes económicos más que de variación de intenciones. Las empresas de radio están con graves problemas con la Liga y veremos en qué acaba el enfrentamiento, porque varios programas emblemáticos de los fines de semana, con el fútbol de protagonista, pueden tambalearse si se cumplen los deseos de los clubes de hacer pagar un canon por sus retransmisiones y colocar a muchas emisoras en una situación muy complicada, porque están ya muchas de ellas, en los límites de la competitividad y la publicidad parece que no va a crecer en los próximos meses.

Podremos escuchar las ruedas de prensa del «Loco» Bielsa, entrenador del Athletic, siempre jugosas, conceptuales, sabias; escucharemos un francés cartesiano intentando hacer de la Real una esperanza y a un vasco cabal dando equilibrio a Osasuna, pero desgraciadamente para el fútbol será el déspota Mourinho el que acapare minutos. La última que se le conoce es castigar a Casillas sin jugar por hablar por teléfono con jugadores del Barça en busca de una reconciliación. Quiere prohibirles a sus jugadores utilizar las redes sociales. Es un paranoico que va a enmerdar el fútbol con criterios autoritarios ultras madridistas trasnochados. Un peligro, consentido por ese ser superior, muy minorizado, que se llama Florentino Pérez, un espectro. Empiezan los tópicos: rueda el balón. Fútbol es fútbol.