Naciones Unidas seguía ayer sin completar el recuento de sus empleados en su sede de Abuja, capital de Nigeria, que el viernes sufrió un atentado que se saldó con la muerte de diecinueve personas, según el último balance oficial, todavía provisional, mientras buscaba otro lugar en el que instalar sus oficinas. La Policía nigeriana, por su parte, seguía en estado de alerta investigando el ataque suicida, uno de los peores sufridos por el organismo internacional, que fue reivindicado por la secta islamista Boko Haram. Los equipos de rescate, por su parte, continúan buscando víctimas o eventuales supervivientes entre los escombros del edificio, cuyas dos primeras plantas quedaron destruidas por la explosión.

Las calles de Abuja estaban tomadas por patrullas de Policía y la seguridad fue reforzada alrededor de lugares considerados sensibles como edificios oficiales, embajadas y principales hoteles, señaló a AFP el portavoz adjunto de la Policía, Yemi Ajayi.

Un hombre que dijo hablar en nombre de la secta islamista nigeriana Boko Haram reivindicó el viernes por la noche a AFP el ataque, aunque sus palabras no pudieron ser verificados por fuentes independientes, y la Policía contempla también otras hipótesis. «La investigación continúa (...) no queremos que se centren una sola pista», señaló Ajayi, quien añadió que la Policía estaba en alerta en todo el país.

Una persona que, por vía telefónica y utilizando la lengua hausa, se identificó como Abu Dada afirmó el viernes que el grupo había «realizado el ataque con una precisión absoluta» y advirtió de que habrá nuevos atentados.

«El ataque fue meticulosamente planeado y ejecutado. Hemos dicho repetidas veces que Naciones Unidas es uno de nuestros principales objetivos», aseguró Abu Darda, quien agregó que habrá más ataques contra «cualquier lugar que elijamos, porque tenemos más de un centenar de hombres dispuestos a dar su vida por la causa de Alá».

Expertos estiman que existen indicios que apuntan a la existencia de vínculos entre Boko Haram y la rama magrebí de Al-Qaeda (AQMI).

El presidente de Nigeria, Goodluck Jonathan, visitó el sábado en el lugar del ataque, rodeado de un importante dispositivo de seguridad. «Un ataque terrorista contra cualquier individuo o grupo es ataque terrorista contra el mundo, no se trata sólo de la oficina de la ONU», dijo.

Al menos 60 personas fueron hospitalizadas. Alrededor de 400 personas, nigerianos y extranjeros, trabajan en la sede de la ONU, que acoge las oficinas de diferentes agencias.