LA VUELTA 15ª etapa
Juanjo Cobo alcanza el cielo
La ascensión a L'Angliru corona al cántabro, que se adjudica la etapa y pasa a convertirse en el principal candidato al triunfo.
Amaia U. LASAGABASTER
L'Angliru volverá a copar de fotografías el album de la Vuelta. Imágenes de ciclistas retorciéndose sobre la bicicleta, de motos atascadas en las curvas, de una carretera que se estrecha hasta lo inimaginable por la presencia de aficionados, de corredores extenuados que se pierden en la niebla... Y, sobre todo, las de los dos grandes protagonistas de una jornada que puede haber sentenciado la carrera: Bradley Wiggins, incapaz de retener un maillot rojo que sólo 24 horas antes parecía suyo; y Juanjo Cobo, tocando el cielo a 1.555 metros de altitud.
L'Angliru demostró de nuevo por qué cinco ascensiones, incluyendo la de ayer, han bastado para convertirle en el santo y seña de esta carrera. 14 etapas, 2.160 kilómetros entre Benidorm y La Farrapona, llevaba Wiggins cociendo el maillot rojo que, tras la primera etapa asturiana, se daba casi por decidido. Pero los trece que separan La Vega de Riosa del alto de L'Angliru acabaron con la ilusión acumulada del británico. Porque lo que la víspera se podía intuir, acabó haciéndose realidad.
Pequeña y grande
Juanjo Cobo, el Bisonte de la Pesa, ya había demostrado camino de La Farrapona que se encuentra en un excelente momento de forma. Tanto como para impedir que un compañero peleara por una victoria de lujo, una decisión especialmente arriesgada para una escuadra como Geox que, en su primer año de vida, no pudo brillar en el Giro y ni siquiera participó en el Tour. «Espero que valga la pena», confiaba el daminificado de la víspera, David de la Fuente. «Hemos perdido a pequeña para ganar la grande», aseguraba su director Joxean Fernández Matxin. Y va a ser que tenía razón porque Cobo ha pasado a convertirse en el principal candidato a vestirse con el maillot rojo en Madrid. Por una combinación de ventaja, precedentes y recorrido de la última semana.
Ahora mismo, el cántabro aventaja en 20 segundos a Chris Froome -al que, en el último momento, dieron permiso desde el coche de Sky para abandonar a su líder e intentar minimizar pérdidas- y en 46 a Wiggins. Tiempo que parece suficiente, teniendo en cuenta que apenas resta una llegada en alto, la de Peña Cabarga. Una ascensión corta, seis kilómetros, en la que el año pasado, como referencia, Joaquim Rodríguez aventajó en 20» a Nibali y en 22» a Mosquera. En las etapas que discurrirán por Euskal Herria, el momento de forma y el conocimiento del terreno deberían resultar decisivos y, en ese sentido, la tropa de Matxin parte en clara ventaja frente a los Sky.
Y si se guía por los precedentes, Cobo también puede tirar de optimismo porque el único terreno en el que Wiggins le ha sacado tiempo hasta ahora ha sido en la contrarreloj de Salamanca, donde el hombre de Geox cedió algo más de minuto y medio con su rival. Los dos, sin embargo, llegaron juntos a Sierra Nevada y Manzaneda; también a las explosivas llegadas de Valdepeñas de Jaén y San Lorenzo del Escorial. Las dos únicas etapas de montaña en las que no han llegado de la mano, han caído del lado de Cobo: fue un segundo mejor que el británico en La Covatilla, donde además sumó bonificaciones; le arrebató 40 en La Farrapona y su ventaja se fue ayer hasta el 1'21». Es, de hecho, el único corredor al que el dúo Wiggins-Froome no ha sido capaz de dejar atrás en ninguna de las etapas decisivas.
Los ataques
Aunque tampoco en la 15ª etapa faltó la fuga, lo interesante empezó a poco más de veinte kilómetros de meta, en la ascensión al Cordal, pequeñito pero matón. Allí endureció el ritmo Liquigas, se rompió el pelotón principal y se marcharon Carlos Sastre, Danny Martin, David Moncoutié y, otra vez, Marzio Bruseghin que, tras un descenso lanzado por delante y por detrás, era el único que aguantaba arriba cuando asomó L'Angliru. No le duró demasiado.
En cuanto las rampas empezaron a reconocerse con nombres propios y porcentajes de dos cifras -el 20% de Les Cabañes, el 14% de Cebayo, el 22% de la Cueña les Cabres...-, aquello se convirtió en un sálvese quien pueda. Por detrás se descolgaban corredores a paladas, por el centro llegaban los pinchazos entre los favoritos y por delante arreciaban las bravuconadas. Probó Sastre de nuevo, lo hizo Barredo, también Antón y, a siete kilómetros de meta, se lanzó Cobo. Intratable, superó al vizcaino para marcharse solo y aumentar su renta al mismo ritmo que consumía metros. Por detrás, Wiggins pidió socorro y volvió a encontrar a Froome, pero en una subida como la asturiana los salvavidas lo son menos. Acabó cediendo el primero y marchándose el segundo. Pero el maillot rojo ya había volado.
Por tercera jornada consecutiva, Euskaltel fue uno de los equipos con más protagonismo. Ayer no coló a nadie en la fuga del día, pero trabajó por detrás para tumbarla y para endurecer el ritmo.
Y esta vez no era Mikel Nieve el que pensaba en la etapa, que también, sino Igor Antón, deseoso de volver a verse con los mejores. Superado el descenso del Cordal, de infausto recuerdo, Antón fue uno de los primeros en atacar en L'Angliru. Con fuerza suficiente como para permitirse soñar con el triunfo. Pero por detrás apareció un Bisonte a tope de motivación y ritmo que echó por tierra los planes del vizcaino.
Peña Cabarga, Bilbo y Gasteiz, las tres por motivos evidentes, se presentan como las últimas oportunidades del equipo naranja para cumplir su objetivo de triunfar en las tres grandes de la temporada. A.U.L.
Los corredores disfrutan hoy de su segunda jornada de descanso. Quedarán seis etapas por delante, aunque sólo la del miércoles, con final en Peña Cabarga, parece ofrecer posibilidades de obtener diferencias.
El australiano Michael Hepburn es el primer líder del Tour del Porvenir, tras adjudicarse el prólogo, una contrarreloj de 6'6 kilómetros. En el Tour Doubs, el triunfo fue para Arthur Vichot (Fdj), en el Giro Romagna para Oscar Gatto (Farnese) y en el Grote Prijs Jef Scherens para Jerôme Pineau (Quick Step).