Algunas veces, al leer algunos de los artículos perpetrados en la prensa más ultramontana, una no sabe si quienes escriben tales barbaridades se limitan a cumplir un papel o realmente se creen las cosas que vuelcan en la pantalla. Porque incluso para manipular hay que tener cierto arte, del que muchos plumillas carecen. Por ejemplo, el autor o autores de las dos perlas que nos dejó ayer «La Razón». La primera, al hilo de la decisión de Aralar se sumarse a la alianza abertzale para el 20-N. Fijénse en lo que decía este periódico respecto a la valoración de Peio Urizar sobre la decisión de Aralar: «El granito de arena de EA para radicalizar el País Vasco». Con este titular, explicaban que el secretario general de EA había valorado en rueda de prensa la disposición del partido de Patxi Zabaleta para ir «coaligado con los radicales de Bildu» y criticaban, una no sabe muy bien por qué, que dijera que esto «ilusionará a una gran parte de la sociedad vasca». Para «La Razón», «estas declaraciones ponen de manifiesto la poca sensibilidad que un grupo político tan asentado como EA demuestra en un momento crucial para la libertad en el País Vasco», ya que «el acuerdo de los radicales nacionalistas con un partido heredero de los valores de Batasuna-ETA es un flaco favor a la democracia y a la paz y tal pacto responde a una entrada en tromba de los terroristas en las instituciones». Al loro con la definición que hacen de Aralar, un partido que durante años han ensalzado los medios del Estado. Está claro que no les ha gustado su última decisión. Síntoma de que ha sido buena.

Ya en páginas editoriales, el diario ultra seguía mirando a este país y opinaba del aniversario del comunicado de ETA con este titular: «A un año de la última farsa de ETA». En el punto editorial, calificaba la suspensión de acciones armadas de «patraña» y se refería a unas declaraciones de la presidenta de la AVT, considerando estos doce meses como «el año `más dramático y nefasto' en la lucha judicial contra el terrorismo, ya que `sus amigos' de Bildu están en las instituciones». Y servidora, que de vez en cuando sale a la calle y charla con la gente, no sabe si los autores de estas perlas sólo quieren malmeter o realmente viven en otro mundo.