Las bolsas europeas sufrieron ayer un batacazo inapelable. Tras la profunda decepción causada el viernes por el dato de creación de empleo de agosto en Estados Unidos, los inversores se vieron arrollados por un aluvión de malas referencias. Para empezar, la prima de riesgo del Estado español e Italia superaba de largo los 300 puntos básicos y volvía a lanzar el debate sobre la sostenibilidad de sus finanzas públicas. Y, como de costumbre, las entidades financieras lo recibían con grandes pérdidas en sus cotizaciones. Un desplome alentado, además, por el presidente del Deutsche Bank, que ponía en duda la solvencia real de varios bancos europeos si se vieran obligados a valorar sus posiciones de deuda a precio de mercado. Estas informaciones eran lluvia sobre mojado, dado que con anterioridad el FMI había metido miedo en el cuerpo con sus pronósticos sobre un riesgo creciente de recesión. Los inversores no pudieron buscar consuelo en Nueva York, cerrado al celebrarse el Día del Trabajo. El Ibex se despeñó un 4,69%, hasta los 8.066,50 puntos. Los destrozos eran parecidos en Londres (-3,58%), París (-4,73%) y Fráncfort (-5,28%). En el Ibex, tan sólo se salvó BME (+0,51%). Entre los perdedores, destacaron Santander (-5,94%) y BBVA (-5,79%). Hasta 20 valores, incluidos Repsol, Telefónica e Iberdrola, bajaron más de un 4%. Sacyr (-7,62%), ArcelorMittal (-7,47%) y Mediaset (-6,22%) registraron los peores balances. En París, los mayores desplomes fueron para Société Générale (-8,64%) y Alcatel-Lucent (-8,09%). Sólo cinco valores cedieron menos de un 3% y ninguno acabó en positivo.