Desbandada en los mercados ante la sola mención del término «recesión»
La relativa calma de los primeros días de la semana pasada se vio zarandeada en la recta final por los malos datos al cierre de agosto y las pesimistas declaraciones de algunos líderes como la directora del FMI o el ministro griego de Finanzas. Pese a posteriores mensajes que trataban de transmitir tranquilidad, la cosecha llegó en forma de desbandada general, con un desplome general en los mercados bursátiles.
Imanol INTZIARTE |
Los mercados europeos vivieron ayer una nueva jornada de pánico, alimentado por la cascada de malos datos económicos y las declaraciones de algunos dirigentes. Las pérdidas bursátiles, lideradas por los bancos y las aseguradoras y que los analistas achacaron al miedo a la recesión, oscilaron entre el 3,58% de Londres y el 5,28% de Fráncfort.
Todo arrancó el pasado viernes, cuando las cifras del paro en Estados Unidos mostraban que la creación de empleo está estancada. En Europa, el segundo plan de rescate a Grecia continúa en stand-by y su ministro de Finanzas, Evangelos Venizelos, asumía que no podrán cumplir con el objetivo de reducción del déficit marcado.
Si las noticias ya eran malas para el sector bancario -que se vería arrastrado por el hundimiento griego-, la situación no mejoró con la noticia de que la Agencia Federal Financiera de la Vivienda de EEUU había presentado demandas contra 17 grandes entidades financieras por las pérdidas generadas por las hipotecas de alto riesgo.
La puntilla la dio el domingo la directora del Fondo Monetario Internacional (FMI), Christine Lagarde, quien en una entrevista en «Der Spiegel» alertaba sobre el riesgo de que la economía mundial vuelva a entrar en recesión de forma «inminente».
Lagarde instaba a los países más afectados a implementar medidas que fomenten el ahorro estatal y el crecimiento económico, y para Europa abogaba por que los bancos «sean recapitalizados para que sean lo suficientemente fuertes».
Las autoridades europeas se esforzaron ayer en detener la sangría, aunque fue en vano. El presidente de la Comisión, José Manuel Durao Barroso, asumió que el crecimiento será «modesto» pero descartó una posible recesión.
Con la austeridad no basta
El portavoz de Asuntos Económicos, Amadeu Altafaj, insistió en que «no estamos en un escenario de una segunda recesión sino de una ralentización del crecimiento», y explicó que «la austeridad por sí sola no va a solucionar los desafíos de economías que están sometidas a mayor presión, como el caso de la economía española».
Según el portavoz, esa austeridad «tiene que ir acompañada necesariamente de reformas económicas para que haya más crecimiento y por lo tanto más empleo. Sin crecimiento es difícil imaginar una mayor estabilidad de la zona euro».
El director del Banco Central Europeo (BCE), Jean Claude Trichet, estimó «absolutamente necesario» que se apliquen de manera «inmediata« las reformas pactadas el pasado 21 de julio, cuando además del segundo rescate a Grecia se aprobó la flexibilización del acceso al fondo de rescate europeo.
Su futuro sucesor, el italiano Mario Draghi, añadió sin embargo que a su juicio aplicar los acuerdos del 21 de julio «no es suficiente» y se pronunció a favor de cambios en los tratados europeos para establecer reglas sobre «disciplina fiscal». Draghim advirtió a los países de la eurozona que «no deben dar por descontado» que el BCE adquiera sus bonos soberanos.
La canciller alemana, Angela Merkel, calificó de «extraordinariamente peligrosa» una hipotética salida de Grecia del euro, ya que «podría provocar un efecto dominó».
La rentabilidad ofrecida a los inversores por el bono alemán a diez años, considerado de referencia en los mercados europeos, marcaba ayer un nuevo mínimo histórico del 1,83%, lo que al mismo tiempo incrementaba la presión sobre la deuda de otros países europeos como el Estado español e Italia. En el primer caso, el sobreprecio exigido por los inversores respecto a los bonos alemanes alcanzaba los 341 puntos básicos, desde los 308 de la apertura, con una rentabilidad del 5,264%, a pesar de la intervención del Banco Central Europeo (BCE) en los mercados de deuda. Por su parte, el diferencial de los bonos italianos a diez años respecto a sus homólogos alemanes escalaba a 373 puntos básicos, con un rendimiento del 5,582%, después de que un informe de Société Générale especulara con una posible rebaja de calificación de la nota de solvencia del país transalpino.
Por otro lado, la presión sobre la deuda de Grecia sigue incrementándose y eleva los intereses de los bonos a 2 y 3 años por encima del 50%. En concreto, hasta el 56,753% para la deuda a dos años y hasta el 51,056% en el de los bonos a tres años.
Las tensiones en los mercados secundarios de deuda pasaron por encima del notable incremento de las compras de deuda del BCE, que la semana pasada duplicó el volumen de su adquisición de deuda pública de la eurozona. En concreto, el BCE invirtió la semana pasada 13.305 millones de euros en la adquisición de deuda soberana, lo que supone un total de 129.000 millones de euros desde mayo de 2010. De este modo, el BCE ha duplicado el volumen de sus compras de bonos soberanos respecto a la semana pasada, cuando adquirió 6.651 millones. Según los analistas, las compras se habrían centrado en deuda española e italiana. GARA
Italia vivirá hoy una jornada de huelga convocada por el sindicato CGIL, el principal del país, contra los planes de ajuste y recortes aprobados por el Gobierno de Silvio Berlusconi. El sindicato denuncia que, con sus dos planes -el primero ya ratificado por el Parlamento en julio y el segundo aprobado por el Ejecutivo en agosto- , Berlusconi «ha impuesto más tasas a los trabajadores y a los jubilados, ha recortado los servicios y la sanidad, sin garantizar el equilibrio de las cuentas públicas, ni favorecer el crecimiento y la ocupación». Además de los paros, habrá manifestaciones en más de un centenar de ciudades. GARA