Un doble ataque suicida talibán mata a veinticuatro personas en Baluchistán
GARA |
Al menos 24 personas murieron ayer a consecuencia de un doble atentado suicida dirigido contra un general del Ejército paquistaní, en Quetta, capital de Baluchistán, y reivindicado por los talibán en represalia por la reciente detención de un responsable de Al-Qaeda en la ciudad.
Un kamikaze detonó la carga que transportaba en un vehículo y abrió una brecha en el muro de la residencia del general de brigada Farrukh Shahzad, subcomandante de la Guardia Fronteriza de Baluchistán, unidad paramilitar dependiente del Ejército, explicó a AFP Hamid Shakil, un oficial de la policía de Quetta. Posteriormente, otro kamikaze que iba a pie lanzó dos granadas antes de hacer estallar la bomba que llevaba consigo tras acceder al interior del recinto de la residencia del subcomandante, causando graves destrozos en la casa.
Veinticuatro personas perecieron, entre ellas la esposa del general, dos niños y once soldados de la Guadia Fronteriza, afirmó Hamid Shakil. Otras 44 personas, incluido Shahzad, resultaron heridas, añadió.
Hace unos diez días, la Guardia Fronteriza de Baluchistán participó en la detención de Yunis al-Mauritani, considerado el jefe de «operaciones exteriores de Al-Qaeda», llevada a cabo por los servicios de inteligencia del Ejército paquistaní, el ISI.
El Ejército anunció la detención el lunes e insistió en que se llevó a cabo con «la asistencia técnica de los servicios de inteligencia estadounidenses».
El doble atentado de Quetta es una venganza por el arresto de Al -Mauritani, un jefe importante y miembro del Estado Mayor de Al-Qaeda, encargado de preparar atentados en EEUU, Europa y Australia, según el Ejército.
Ahsanullah Ehsan, un portavoz del Movimiento de los Talibanes de Pakistán (TTP), vinculado a Al-Qaeda y responsable de una ola de atentados en todo el territorio de Pakistán, reivindicó el doble ataque en declaraciones a AFP como represalia por ese arresto.
La detención de Al-Mauritani constituye una clara mejora en las relaciones entre Pakistán y EEUU, muy deterioradas desde la operación que acabó con la vida de Bin Laden en Pakistán. Altos responsables de Washington acusaban a Islamabad, y sobre todo al ISI y al Ejército, de complicidad en el encubrimiento de Bin Laden, que residía en Abottabad, una ciudad guarnición cercana a la capital, e Islamabad reprochaba a Washington no haberle advertido de este ataque nocturno helitransportado, que consideró una humillación.