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Diez jóvenes artistas muestran su obra en Windsor Kulturgintza

Son jóvenes artistas, sus ideas son nuevas y «menos presentes en el panorama expositivo» y han sido elegidos por la galería Windsor Kulturgintza para mostrar sus obras, a partir de distintas disciplinas e incluso mezclando algunas de ellas, para la muestra «WestKunst», hasta el 15 de octubre.

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Nerea GOTI |

«WestKunst» es el nombre de la exposición que ayer se abrió al público en Windsor Kulturgintza, una propuesta de diez jóvenes artistas que se expresan a través de la pintura, esculturas, fotografía o vídeos de acciones reales. Tal y como explica la propia galería bilbaina, las obras que pueden verse hasta el próximo 15 de octubre constituyen «un catálogo de conceptos y diferentes mediaciones procedimentales».

Ésta es «una apuesta generacional que visibiliza lo emergente y es exprevisa de las últimas tendencias», precisan los organizadores, al tiempo que resaltan «la mirada occidental» desde la que se expresan los artistas.

Entre las obras que ocupan Windsor Kulturgintza, llaman la atención las bombillas habitadas de plantas, creación de Marta Rubio, o las fotografías de Tamara García, realizadas con cámara estenopeica a partir de una caja de whisky o de zapatos, para reflejar las colas a las que la Administración condena a ciertos colectivos sociales y los problemas de salvar la siempre celosa vigilancia policial.

Pero hay también una serie de fotografías, experiencia de Jaime Mañas, en la que el resultado es un «autoretrato» a partir de las imágenes que le ha hecho un grupo de personas con distinto grado de relación, a las que acompaña una denuncia contra alguien a quien acusa de haberle robado el corazón.

También con la fotografía como medio de expresión, la depilación es el tema de fondo con el que Ester Pastor habla del poder de la estética y de la aceptación de las «Torturas cotidianas».

Otra de las paradas obligadas de la muestra es ante un monitor, en el que pueden verse vídeos de Igor Elorza sobre acciones realizadas en la frontera y protestas pictóricas ante la Policía.

En el terreno de la expresión pictórica, Sandra Rilova y Augusto Sánchez hablan de lo que ocurre por dentro, «del terror al temor, de la infancia a la cruel actualidad». Algunas esculturas son descritas por la galería como expresión «de la herencia de la deconstrucción significante de la escultura vasca de los ochenta», caso de Abián González Francés, o como expresión de «la apertura a crear experiencias con iconos reales», caso de los patines de cerámica de Maite Leyun.

A Kemen Iruretagoiena le encontramos colgando su obra, «Hirutik bat», poco antes de la inauguración, un trabajo que define como «un ejercicio que trata sobre lo sensible, cuando entrelazados, desde la unidad se genera ruido, volumen». Preguntado por el valor que él concede a la oportunidad de exponer en Windsor Kulturgintza, resalta la importancia de la experiencia, aprender «para saber defenderse cuando te toque hacerlo solo».

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