Vuelta a España
Máxima tensión, caza menor
Christopher Froome tuvo contra las cuerdas en el último kilómetro al líder Juanjo Cobo, que se recuperó casi milagrosamente y sólo cedió un segundo en meta con respecto al del Sky. Con sólo 13 segundos de diferencia, las bonificaciones pueden decidir la Vuelta.
Jon ORMAZABAL I
Con uno de los demarrajes más demoledores de los últimos tiempos muy cerca de su guarida -400 metros sin sentarse sobre la bicicleta en una zona con rampas de hasta el 19%-, Christopher Froome dejó malherido al bisonte Juanjo Cobo, pero el cántabro se defendió estoicamente y el británico de origen keniano tuvo que conformarse con la caza menor de la victoria de etapa y los nueve segundos que logró arañarle en la general.
En la que se presumía como la batalla final por la victoria en la Vuelta, los dos ciclistas más fuertes se jugaron mucho más que el triunfo parcial de la etapa más larga de la ronda española -con salida en Euskal Herria, en una bodega de Oino-, en un espectacular e intensísimo mano a mano que exprimió a fondo a ambos, pero no terminó de decidir la prueba, ya que los 13 segundos que separan a Cobo de Froome pueden no ser suficientes con las bonificaciones que quedan por repartirse.
Eso sí, tras la chapuza de la víspera en Haro, el final de etapa de ayer en Peña Cabarga brindó un gran espectáculo a los aficionados, con ataques, emoción y los dos ciclistas que se jugaron el triunfo retorcidos al límite sobre sus máquinas.
Froome lo conocía mejor
Por increíble que parezca, aunque la línea de meta estaba a escasos 50 kilómetros del pueblo natal de Juanjo Cobo, era Froome el único de los dos que conocía bien la ascensión a Peña Cabarga, y esto pudo costarle un disgusto muy serio al de Geox ante sus incondicionales. Reducidos los múltiples ataques que se produjeron en los últimos seis kilómetros -Mikel Nieve e Igor Antón volvieron a mostrarse activos, pero volvió a faltarles ese puntito que se necesita para ganar-, fue el cántabro el encargado de hacer la selección natural de los más fuertes.
Su ritmo de ascensión le sirvió para deshacerse de la doble amenaza anglosajona que suponía tener a rueda a Bradley Wiggins, pero su compañero de equipo Christopher Froome sabía cuándo y cómo atacar, y el bisonte de la Pesa todavía debe tener el susto metido en el cuerpo tras lo vivido ayer.
Así, a poco más de 800 metros de la línea de meta, en la zona más empinada, Froome pegó un ataque sequísimo, en una especie de sprint cuesta arriba, dejando al líder al borde del abismo. Después de haber estado muerto, Cobo resucitó, reaccionó y, tras estrujarse sobre su bicicleta, dispuso incluso de la oportunidad de ganar la etapa. Lo intentó con un tímido ataque, pero terminó claudicando y dando las gracias porque esa ascensión tan cercana, pero a la vez tan desconocida para él, no se alargara 200 metros más.
Nieve, top ten
Entre los nuestros, Euskaltel volvió a trabajar bien como bloque para que sus líderes pudieran entrar en la lucha por la victoria, pero sin capacidad para competir con los dos hombres más fuertes. Tuvieron que conformarse con que Mikel Nieve, que lo intentó en los últimos kilómetros, alcanzara la décima plaza en el general.
El pelotón no permitió grandes diferencias durante la jornada, dejó que un grupo -que llegó a ser de 21 corredores- abriera carrera en el Portillo de Bustos (3a) y en La Lunada (2a), en cuyo largo descenso se juntó el pelotón. Euskaltel, Vacansoleil y Katusha se encargaron de que se cumpliera el guión establecido y la etapa se jugara en Peña Cabarga. En la ascensión final, los hombres del Geox controlaron la carrera. Menchov, con dos Vueltas y un Giro en su palmarés, se puso el mono de trabajo al servicio de Cobo. Los hombres de Matxin no se inquietaron cuando saltó el flamenco Van den Broeck, uno de los que tienen que aprobar aún la asignatura de la temporada.
El corredor del Omega saltó del grupo de favoritos, alcanzó a los hombres que buscaban la etapa -Daniel Martin, Bruseghin y Sorensen-, pero el flamenco y los demás fueron víctimas de un final de etapa explosivo, incluido Mikel Nieve, que también luchó por tener su protagonismo. No obstante, éste quedaba reservado para el gran duelo entre Froome y Juanjo Cobo.
Un virus estomacal se cebó con el Movistar y tres de sus corredores, David López, Sergio Pardilla e Ignatas Konovalovas, se vieron obligados a abandonar en el transcurso de la decimoséptima etapa, mientras que otros dos ciclistas, Imanol Erviti y Ángel Madrazo, terminaron la jornada padeciendo un auténtico calvario, llegando a meta a más de media hora de diferencia del ganador.
Se salvaron de los efectos de la gastroenteritis Lastras, Bruseghin y Beñat Intxausti, que tuvieron su protagonismo durante la etapa.
El médico del equipo, Jesús Hoyos, explicó al final de la etapa: «Hasta que no tengamos las analíticas no sabemos exactamente qué puede ser. Desde esta mañana, varios ciclistas y varios auxiliares sufren una gastroenteritis por una posible intoxicación alimentaria». GARA